Mamut comiendo

Desde los primeros años de Twitter, no ha vuelto a aparecer ningún servicio clónico que pretenda hacerle sombra a la red social del pajarito en sus propios términos y siguiendo un modelo similar. Las razones pueden ser varias, pero quizá haya sido principalmente por lo difícil de rentabilizar un proyecto de este tipo, como el mismo Twitter ha comprobado. Es por eso que quizá la nueva competencia directa que le ha aparecido haya sido creada por un chico de 24 años que no busca hacerse millonario.

Estamos hablando de Mastodon, una nueva red social que sigue el modelo de Twitter de las actualizaciones en tiempo real pero con algunas diferencias. Desde su aparición, Mastodon ha llamado la atención de muchos medios especializados, que no han dudado en calificarlo como un «Twitter killer» (directamente o entre líneas), una expresión que hacía mucho que no se utilizaba.

Eugen Rochko es el nombre del alemán que creó el servicio. Empezó a trabajar en él a inicios de 2016, según contó en una entrevista realizada a través de Discord, pero no fue hasta que se graduó que por fin se decidió a sacarlo a la luz. El desarrollo lo hizo en el tiempo que le quedaba entre sus estudios y un trabajo tradicional de 9 a 5. Unos meses después de su graduación en ciencias de la computación, por fin lo presentó en sociedad por medio de un anuncio en Hacker News en el mes de octubre del año pasado.

Rochko no oculta que realmente se trata de un clon de Twitter, pues al fin y al cabo es su red social favorita. De hecho, lo que pretende es ofrecer un servicio similar pero operando bajo un «paradigma diferente» al del mismo Twitter y otras redes sociales, tratando de corregir los errores que éstas cometen a su juicio.

Así es Mastodon

La principal diferencia con Twitter es que Mastodon es un proyecto de código abierto de ecosistema descentralizado: está configurado para que se ejecute en servidores independientes o instancias. La principal es Mastodon.social pero cada instancia está manejada por voluntarios y está separada de ella.

El timeline entonces está «federado»: las actualizaciones provienen de la instancia en la que el usuario se ha registrado pero también de otras instancias donde haya usuarios a los que se siga. La ventaja de esto es que si se cae una instancia, la plataforma se queda intacta y Rochko no tiene que estar gestionando, pagando o dando soporte a las muchas ramas del sistema descentralizado.

Pero más allá de esto, Mastodon se diferencia de Twitter en otros aspectos: las publicaciones (aquí bautizadas como «toots») pueden tener hasta 500 caracteres; el diseño es en columnas, al estilo de Tweetdeck; y cuenta con herramientas de privacidad similares a Facebook, optando por cosas como publicar «toots» individuales solo para tus seguidores y elegir si se quiere que aparezca solo en timelines locales o en el federado.

De todas las opciones, quizás la que destaca más es la existencia de moderadores en las instancias: cada una tiene sus propias reglas y políticas y los moderadores se encargan de aplicarlas. Con esto se pretende resolver ese viejo problema de Twitter del abuso y el trolleo indiscriminado, algo que puede ser manejable siempre y cuando los moderadores estén comprometidos y el número de usuarios de cada instancia no sea desmesurado.

De hecho, la instancia principal ya no permite más registros. Llegó a alcanzar tanto éxito que Rochko se vio obligado a cerrarla. Así que, si te interesa probar el servicio, aquí puedes encontrar una lista de las instancias a las que puedes unirte para hacerlo.

¿Puede Mastodon desplazar a Twitter?

A pesar de toda la atención recibida, Rochko no está interesado en convertir Mastodon en una empresa. Sin embargo, está recurriendo a Patreon (una plataforma de crowdfunding por suscripción) para sacar adelante el proyecto y mantenerlo. Y no le va mal: en el momento de escribir esto, cuenta con 634 «patrones» que le proporcionan 3.077 dólares mensuales, lo cual viene a ser un buen sueldo, que es lo que él esperaba. Y también espera que ese dinero se incremente como para poder contratar a alguien que le ayude con la plataforma.

Por lo visto, ya ha recibido alguna aproximación de inversores, pero dejó muy claro que no está interesado en vender ni en que nadie invierta. Lo que más le interesa es animar a las compañías en general, a las empresas de medios y a otras organizaciones a crear no solo sus propios perfiles sino también sus propias instancias, que a sus ojos es de lo que se trata.

Como hemos dicho al principio, muchos medios de todo tipo se han hecho eco de la existencia de Mastodon en las últimas semanas, siempre apuntando hacia el potencial que tiene para sustituir a Twitter. Conseguir esto no es solo algo muy difícil, sino que requiere de ingentes recursos en este momento. Y es más: estando dominado el mercado por Facebook y sus propiedades, no está tan claro que el modelo de Twitter sea precisamente el que se pueda seguir para que un proyecto de estas características triunfe.

Además, Mastodon tampoco termina siendo algo nuevo (aunque incorpora cosas interesantes). Ya antes existía Laconica, que luego se conoció como StatusNet y ahora como GNU Social, que usa un sistema similar. En comparación con Twitter, su éxito fue muy limitado, y eso que apareció en el momento más adecuado para conseguir desplazarlo.

El posicionamiento del que goza Twitter hace que sea muy difícil que Mastodon termine haciéndolo a un lado. Necesitaría alcanzar una enorme cantidad de usuarios para que las empresas empezasen a fijarse en el modelo y lo aplicasen (con sus propias instancias, como recomienda su creador). Eso hoy en día es muy complicado que ocurra, a pesar de que ayudaría a que las compañías dejasen de recurrir a sistemas sociales centralizados que les terminan dictando las reglas. Si Mastodon, o el mismo GNU Social, se usase de manera masiva, sería una buena noticia para Internet en general. Pero eso es algo que, no nos engañemos, es poco posible en la actualidad. Aunque cosas más raras se han visto.