Elon Musk ha vuelto a la carga con nuevas declaraciones «irresponsables», tal y como calificó Mark Zuckerberg a otras hechas con anterioridad. Sí, por supuesto: nos estamos refiriendo a declaraciones advirtiendo de los peligros que comporta la inteligencia artificial.

En esta ocasión, lo hizo durante el SXSW (South by Southwest) de este año en Austin, Texas. Allí afirmó que la inteligencia artificial es potencialmente más peligrosa para la especie humana que las armas nucleares.

Para sustentar su argumento, reconoció que «Estoy muy cerca, muy cerca, de lo último en inteligencia artificial y me asusta muchísimo. Es capaz de mucho más de lo que casi nadie sabe, y la tasa de mejora es exponencial». Esa cercanía hay que reconocérsela, ya que es cofundador, propietario o consejero delegado de empresas como Tesla, SpaceX , The Boring Company, SolarCity y Neuralink.

De esta última hemos hablado aquí alguna vez: se trata de una compañía que está explorando cómo puede establecer una conexión entre el cerebro humano y computadoras para curar enfermedades y mejorar nuestra inteligencia. Por otro lado, Tesla fue pionera en el uso de tecnología semiautónoma en autos.

Regular, la mejor medida preventiva

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Como hemos dicho al principio, Mark Zuckerberg calificó este punto de vista de Musk como «bastante irresponsable», algo que comparte el profesor de Harvard Steven Pinker. Para el multimillonario sudafricano, los que no escuchan sus advertencias son simplemente «tontos».

Hay que reconocer que es un calificativo que, como poco, se puede tachar de atrevido, pero Musk lo razona: «El mayor problema que veo con los llamados expertos en inteligencia artificial es que creen que saben más de lo que saben y que son más inteligentes de lo que realmente son. Esto tiende a plagar a la gente inteligente. Se definen a sí mismos por su inteligencia y no les gusta la idea de que una máquina pueda ser mucho más inteligente que ellos, así que descartan la idea, que es fundamentalmente defectuosa».

La actitud de Musk puede verse como temerosa o prudente, dependiendo de la posición de cada uno. Pero lo que no es descabellado es considerar el hecho de que quizá sea necesario tomar las medidas que él propone, que no son otra cosa que regulación legal:

«Tiene que ser un organismo público que tenga conocimiento y luego supervisión para confirmar que todo el mundo está desarrollando la IA de forma segura. Esto es extremadamente importante. Creo que el peligro de la IA es mucho mayor que el peligro de las ojivas nucleares, y nadie nos sugiere que permitamos que alguien construya ojivas nucleares si así lo desea. Y recuerda mis palabras, Al es mucho más peligroso que las armas nucleares. Lejos. Entonces, ¿por qué no tenemos supervisión regulatoria? Esto es una locura»

Es importante tener en cuenta que Musk no ha hablado en ningún momento de prohibir el desarrollo de la inteligencia artificial. Como hemos dicho, él mismo está involucrado en ella. Aunque precisamente esto es lo que, a la vez que le da cierta autoridad para hablar sobre el tema, haga que otros protagonistas del sector lo descalifiquen.

Sin embargo, lo que dice tiene sentido. Por una vez, la política puede ir por delante de la tecnología. Eso sí, con cuidado, sin estrangularla con burocracia, algo que es un desafío por sí mismo. Si se hace bien, podríamos estar previniendo algo que podría ser desastroso para nuestra especie. Incluso podría ser suficiente no con hacerlo bien, sino con hacer algo. En este caso, la inacción podría ser algo que nos terminase costando demasiado caro.