Cuando hasta un alto directivo de una gran multinacional destaca tus logros, significa que has alcanzado un punto tal de relevancia que sin duda tu nombre quedará inscrito en registros históricos. Hablamos, una vez más, de Pokémon Go.

El directivo al que nos referimos es el español José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, que participó en el XXX Encuentro Telecomunicaciones y Economía Digital, organizado por Fundación Telefónica y Ametic dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menendez Pelayo en Santander (España). Durante su intervención, señaló el fenómeno de Pokémon Go como un exponente de la más reciente tecnología digital pues en tan solo 25 días consiguió superar el importante número de 100 millones de usuarios.

Álvarez-Pallete puso en contexto este número para resaltar la importancia de este logro haciendo una comparación con el teléfono fijo, al cual le llevo 75 años alcanzar esa cifra, y la telefonía móvil, a la cual le costó 16 años. Continuando con esta comparativa, y ya dentro de lo que podríamos denominar aplicaciones y servicios online, tenemos que a iTunes le llevó 6 años y 5 meses rebasar los 100 millones de usuarios, a Facebook le tomó 4 años y 6 meses, 3 años y 4 meses a WhatsApp, 2 años y 4 meses a Instagram y 1 año y 3 meses a Candy Crush, con quien la comparación se antoja más efectiva ya que hablamos en este caso también de un juego para celulares. Por cierto, a la mismísima World Wide Web le costó 7 años superar tan simbólica y potente cifra.

Ampliando el contexto

No es por rebajar los méritos de Pokémon Go, pero lo cierto es que todos estos números hay que ponerlos en un contexto más amplio, el de la época en la que todas las invenciones y servicios mencionados fueron lanzados. No era la misma la difusión de un invento a finales del siglo XIX que el de una aplicación a principios del XXI.

Si observamos el año de lanzamiento de cada uno de estos servicios y aplicaciones mencionados, nos encontramos con que se ve con claridad que el tiempo que se requiere para llegar a la mágica cifra de 100 millones de usuarios se ha ido reduciendo cada vez más:

ITunes (6 años y 5 meses): lanzamiento en 2003
Facebook (4 años y 6 meses): lanzamiento en 2004
WhatsApp (3 años y 4 meses): lanzamiento en 2009
Instagram (2 años y 4 meses): lanzamiento en 2010
Candy Crush (1 año y 3 meses): lanzamiento en 2012

Haciendo un cálculo tan burdo como simplón, y siguiendo la disminución progresiva que se aprecia en el tiempo, podemos llegar a la conclusión de que Pokémon Go cumplió con el estimado para este año a la hora de conseguir los 100 millones. Pero ese cálculo no sería correcto: necesitaríamos más datos de otras aplicaciones y servicios para hacer una estimados adecuada.

Esos cálculos seguro que ya han sido realizados por muchas empresas en el interior de las mismas, tratando de dar con la fórmula que permita replicar el éxito fulgurante del juego de Niantic y Nintendo. Pero lo cierto es que este es muy difícil de replicar ya que se produce debido a la influencia de diversas variables, entre las que destaca sin duda la gigantesca popularidad de la franquicia, algo que no está al alcance de todo el mundo.

A grandes rasgos, y sin datos exactos a la mano, podemos decir que sí, los 25 días que ha tardado Pokémon Go en conseguir 100 millones de usuarios se corresponden con una tendencia de adopción rápida de nuevos productos, pero igualmente no es algo que le reste mérito, ya que sigue siendo un tiempo impresionante debido a la enorme competencia que existe en el sector.

Mientras tanto, en el horizonte tenemos lo que podría desbancar a Pokémon Go en este aspecto: la llegada de Mario a los dispositivos móviles. Solo el fontanero italiano goza de una popularidad semejante e incluso superior a la de los monstruos de bolsillo. Es casi seguro que el número de usuarios será brutal cuando se produzca el lanzamiento de Super Mario Run para iOS, el cual tendrá un repunte (quizá mayor) cuando desembarque en Android. Y tal vez entonces, los 25 días de Pokémon se queden cortos. Pero eso es algo para lo que todavía tenemos que esperar. Aunque cada vez menos.