Uno de los sucesos que moldearon el 2016 en temas de tecnología fue el caso del Samsung Galaxy Note 7. Ya sabes, ese celular que se incendiaba sin motivo aparente. Y esto último es importante, porque desde Samsung iniciaron un proceso de sustitución de equipos sin llegar a conocer exactamente la causa, encontrándose con que a los reemplazos les terminaba pasando lo mismo y viéndose obligados a retirar toda la línea.

Hasta el momento, Samsung no ha hecho pública una explicación de los motivos por los que su teléfono estrella, muy bien valorado, era literalmente explosivo. Tal vez no lo sepan todavía, tal vez crean que no les convenga dar explicaciones. Pero hay terceros que han desarrollado sus propias hipótesis y uno de ellos es la empresa manufacturadora Instrumental, que argumenta algo que ya ha sido mencionado en otros sitios: que la razón fue meter tantas cosas en espacio muy pequeño.

La gente de Instrumental se dedicó a abrir un Note 7 para descubrir cuáles podrían ser las razones por las que el teléfono se incendiaba sin motivo aparente. En base a su análisis, dicen que su diseño es básicamente defectuoso, pues este puede comprimir la batería sin necesidad que se ejerza ninguna presión exterior. Por ejemplo, donde la mayoría de diseños dejan un espacio aproximado del 10% por encima de la batería, el Note 7 no deja prácticamente ninguno.

En su blog, los de Instrumental explican brevemente cómo es el teléfono por dentro, cómo funciona la batería y la causa por la que puede provocarse una explosión.

«La batería de litio-polímero del Note 7 es un «rollo de jalea» aplanado que consiste en una capa positiva hecha de óxido de cobalto de litio, una capa negativa hecha de grafito y dos capas separadoras electrolíticas hechas de polímero. Las capas separadoras permiten que los iones (y la energía) fluyan entre la capa positiva y la negativa, sin permitir que estas se toquen. Si las capas positiva y negativa alguna vez se tocan, la energía entra directamente en el electrolito, calentándolo, lo que provoca que fluya más energía y más calor, lo que típicamente termina provocando una explosión. La compresión de la batería ejerce presión sobre las capas críticas del separador de polímero que mantienen la batería segura».

Añaden que en el caso del Note 7, según Samgung, la delgadez de estas capas separados ha sido producto de unos parámetros de fabricación muy agresivos. Al estar todo comprimido en un espacio tan pequeño, la presión que se ejerce por cosas como la hinchazón mecánica normal de la batería o el esfuerzo al que se le somete al dispositivo en la parte de atrás (por ejemplo, al sentarnos y tenerlo en el bolsillo trasero del pantalón) puede ser suficiente como para que se apriete el delgado separador de polímero hasta que la capa positiva y la negativa se toquen, con el resultado que todos conocemos.

También cuentan que si el teléfono no se hubiese retirado, el problema se habría hecho más grave. La razón es que las baterías van creciendo un poco más a partir de su tamaño original según van teniendo más ciclos de carga. La solución era sencilla: una batería más pequeña. Pero el problema con eso era que, sin tener a mano nueva tecnología para ello, el rendimiento del dispositivo habría sido menor en comparación con el Note 5 anterior o el iPhone 7 plus. Y eso también es grave comercialmente hablando, porque por muy avanzado que sea un celular, siempre le pedimos lo mismo: cuanta más duración de la carga, mejor.

Esto es tan solo una de las hipótesis que sólo se verá confirmada cuando desde Samsung hagan una declaración oficial sobre este tema. Hasta entonces, explicaciones como estas suenan plausibles y nos llevan a pensar que tal vez los coreanos fueron, como ellos mismos dijeron, demasiado agresivos y demasiado confiados en que esa agresividad no tuviese el coste que ha tenido finalmente. Pero no hay mal que por bien no venga: lo sucedido con el Note 7 hará que tanto Samsung como otras compañías no se tomen tan a la ligera ciertas cuestiones de diseño y empleen más tiempo en trabajar las tecnologías que usan para ofrecer mejores productos. Y sobre todo, productos que no representen un peligro para sus clientes.

Imagen: Instrumental