Diciembre, ese mes que a veces no pareciera existir debido a pareciera que sirve solo para volver la vista atrás y examinar todo lo que ha ocurrido durante el año. Eh, que no nos estamos quejando: es un ejercicio que hay que hacer en algún momento y, de hecho, aquí lo vamos a hacer ahora mismo, aprovechando la lista que ha publicado Mashable sobre las principales historias tecnológicas de 2016. Usándola como base, hemos seleccionado 7 de ellas para trazar el perfil de este año que termina.
Las noticias falsas inundan Facebook
Este ha sido un año electoral en Estados Unidos y dado que uno de los productos más usados del mundo, Facebook, proviene y tiene su sede allí, ha sido inevitable que esto afecte al servicio y, de rebote, al resto del planeta.
Una de las consecuencias de la carrera presidencial ha sido que la red social por antonomasia se haya llenado de toda clase de noticias falsas. Y si bien no es que fuera algo nuevo, lo cierto es que se acentuó durante la campaña, un momento en el que muchos trolls aprendieron que pueden hacer dinero a base de crear y difundir toda clase de infundios y mentiras de manera inescrupulosa.
La reacción de Mark Zuckerberg fue, al principio, negar que hubiese un problema de este tipo y afirmar que las noticias falsas no influenciaron en la elección, aunque hay analistas e investigaciones que le llevan la contraria. Y si digo que fue lo que dijo al principio es porque ahora, Facebook y también Google, han empezado a tomar cartas en el asunto.
El Galaxy Note 7, un celular que ha sido la bomba
De verdad, es que es difícil contenerse para no hacer una broma con este tema a pesar de que se hayan repetido por doquier. Pido disculpas por ello. Así que, una vez que me he sacado la necesidad de hacer un chiste malo con el subtítulo, vamos ahora en serio.
Sin duda, uno de los temas tecnológicos que ha aparecido en los titulares de todos los medios a lo largo del año ha sido el misterioso fallo técnico que llevó a que el Galaxy Note 7, uno de los productos estrella de Samsung, se incendiase sin motivo aparente. Casos de este tipo no son nuevos y suceden de tanto en tanto, pero lo del Note 7 fue tan grave que terminó por hacer que Samsung retirase todas las unidades y les pidiese a los usuarios que cambiasen su terminal por una con el problema resuelto.
Pero la cosa no terminó ahí: los nuevos terminales adolecían de la misma falla y se empezaron a reportar nuevas explosiones. Al final, Samsung se dio por vencida y retiró el Note 7 completamente del mercado.
El Note 7 era un producto muy bien valorado por la crítica y por sus usuarios, y la crisis sin duda ha afectado a la empresa coreana, que ya está trabajando para recuperarse. De hecho, existen ya rumores acerca de las especificaciones del Note 8.
Los vehículos autónomos calientan motores
Este año ha quedado claro que no está muy lejos ese futuro en el que no tendremos que manejar nuestro auto, sino que el auto se manejará a sí mismo. Por ejemplo, tenemos que Tesla se ha comprometido a instalar su piloto automático en todos sus autos, Uber fue la primera empresa de viajes compartidos que ha recurrido a vehículos sin conductor y se ha presentado Comma One, un dispositivo que, aunque no hace a un auto completamente autónomo, si incluye funciones avanzadas que son bastante parecidas a las del piloto automático de Tesla.
Las empresas tradicionales del sector automotriz también han movido ficha. Ahí está Audi, que demostró los avances que ha hecho en su tecnología para autos autónomos, o GM, que se alió con Lyft para continuar en la carrera que nos llevará a que nuestros vehículos se manejen a sí mismos.
Pero no todo han sido parabienes. Apple parece que no está avanzando tanto como le gustaría en ese supuesto proyecto de su Apple Car, el auto autónomo de Google tuvo un accidente (aunque menor) y otro más grave mató al conductor de un Tesla que estaba haciendo uso del piloto automático. Noticias como estas últimas hacen que el público recele de estos avances y ralentizan el progreso de la tecnología en cierta medida.
En resumen: aunque este no ha sido el año del despegue final de los vehículos autónomos, ha sido uno lleno de grandes progresos. Todavía falta, pero cada vez menos.
Apple, defendiendo a capa y espada la privacidad de sus usuarios
Normalmente, Apple siempre figura en los titulares por el lanzamiento de nuevos productos. Y aunque este año también han presentado cosas nuevas, estas no han recibido buenas críticas. Aun así, los de Cupertino ha estado en las portadas virtuales debido al enfrentamiento que tuvieron con el FBI.
El FBI exigió a Apple que les ayudasen a romper la seguridad de un iPhone propiedad de un terrorista. Pero Tim Cook se negó con firmeza, sin ceder a las fuertes presiones a las que se vio sometido. Su argumento era que hacer lo que le pedían era abrir «la caja de Pandora» y trazar una vía que terminaría por convertir la seguridad de nuestros datos en una ilusión.
Al final, el FBI consiguió crackear el teléfono con su propios medios, pero su insistencia y su batalla contra Apple no le dejó en muy buen lugar. Y sobre todo, creó la inquietud en usuarios de todo el mundo acerca de las maniobras que los gobiernos pueden llegar a hacer con tal de reducir la privacidad a su mínima expresión.
Twitter a la venta… y nadie quiere comprarlo
Twitter lleva de capa caída ya bastante tiempo. Ni siquiera poner al mando a uno de sus fundadores sirvió para que el servicio remontase. Sí, todavía es grande e influyente, pero ambas cualidades van disminuyendo con cada día que pasa. Sus acciones tienden a ir a la baja y hasta sus accionistas plantean demandas por no cumplir con lo que ofrecieron.
En septiembre, se supo que Twitter estaba buscando de manera activa compradores. Se barajaron varios grandes nombres, desde Google hasta Disney pasando por SalesForce. Pero finalmente, todo quedó en agua de borrajas: nadie estaba dispuesto a comprar la compañía. Las razones no están del todo claras, pero podría ser porque nadie sabe con exactitud como podrían sacarle partido y hacerla rentable.
La problemática situación de la empresa la llevó a hacer cosas como reducciones de personal y cierre de servicios adicionales (sí hablo de Vine, pero eso será en el punto siguiente). Sin embargo, eso no parece haber servido de mucho. Aunque no está en estado grave, Twitter necesita dar un golpe de timón cuanto antes y tomar un rumbo diferente al actual, aunque las señales que emiten no parecen indicar que lo vayan a hacer al menos en el corto plazo. Y eso sí podría terminar siendo su muerte.
La muerte de Vine
Se suponía que iba a ser la revolución del vídeo y terminó siendo derrotada por Instagram. Vine fue comprada por Twitter antes incluso de que empezase a operar en público y al principio tuvo un fuerte tirón. Luego llegó Instagram, replicó el formato de los vídeos cortos pero duplicando su duración y se llevó el mercado al que apuntaba. Y este año, en Twitter se dieron por vencidos y terminaron por cerrar el servicio.
Vine es un ejemplo palpable del desorden que reina dentro del servicio de microblogging. Si Vine hubiese estado mejor gestionada, podría haber enfrentado los retos que no solo Instagram le planteaba, sino también Snapchat. Sin embargo, la actitud indolente dentro de Twitter terminó contagiando a Vine, que se fue desmoronando principalmente por dejadez y desorganización.
Con Vine cerrado, ahora cabe preguntarse si el próximo terminará siendo Periscope. En principio, cualquiera diría que este servicio de transmisión de vídeo en directo goza de buena salud, pero razones hay para desconfiar de aquello en lo que Twitter mete sus manos, así que habrá que estar atentos a su progreso durante el año que viene.
La realidad virtual ya está aquí
Era una promesa que esperaba por cumplirse desde hace muchos años, pero por fin la realidad virtual parece que se abrirá paso en nuestros hogares. En 2016 debutaron el Oculus Rift de Facebook, el HTC Vive y el PlayStation VR de Sony. Por ahora, tan solo son promesas en espera de cumplirse y habrá que ver como evolucionan, pero ya tenemos algo tangible, por paradójico que parezca al referirnos a algo virtual.
Todavía queda camino por recorrer, especialmente a nivel de software y de títulos y propuestas que saquen partido a los dispositivos actuales y a los que verán la luz el año que viene. Pero todo camino se recorre empezando a andar y esto es lo que se ha hecho ahora.
Las proyecciones económicas del sector, según apuntan algunos analistas, prometen alcanzar mercados de 2.800 millones de dólares. Y aunque el hardware hoy día sigue siendo caro, propuestas más modestas ayudan a que la realidad virtual se vaya asentando como concepto y como algo que no queda tan lejano como pudiera parecer.