Elon Musk tiene un plan. Y no es que lo diga yo, sino que lo dijo él mismo en el blog de Tesla, donde esbozaba sus las líneas generales. Este plan ya está en marcha y no hace mucho que se ha dado un paso importante de cara a ir cumpliendo una de sus partes: la expansión de Tesla para que su oferta incluya la generación y almacenamiento de energía.

¿Y cuál ha sido ese paso exactamente? Pues la aprobación por parte de los accionistas de Tesla para llevar a cabo la compra de SolarCity, otra empresa de Musk, por un precio de 2.600 millones de dólares. Esta adquisición se formalizará dentro de un periodo de tiempo un tanto vago: «en los próximos días», lo cual lleva a pensar que terminará ocurriendo antes de que termine el año.

A principios de mes, Musk mostró el prototipo de un techo solar desarrollado por SolarCity el cual será, muy probablemente, el primer producto que saldrá de la combinación de ambas compañías. Esta adquisición es probable que también sea positiva para el techo solar de cristal que Musk quiere incorporar en el auto Model 3 de Tesla.

Si bien a corto plazo es cierto que todo lo que busca llevar a cabo Tesla es un derroche de dinero, lo cierto es que va acorde con esa visión del propio Musk, en la que se piensa no precisamente a corto sino a largo plazo. Con esta compra, Musk espera «crear la única compañía de energía sostenible integrada del mundo» y «mirar hacia adelante para mostrar al mundo lo que Tesla y SolarCity pueden lograr juntos».

Aunque dicho así suena muy bonito, lo cierto es que para Musk esta adquisición también representa un desafío gigante. Está generando unas enormes expectativas alrededor de Tesla, las cuales ahora sin duda se han duplicado. Y a pesar de sus logros, todavía queda por ver si consigue sacar adelante ese ambicioso plan que mencionamos al principio y hacerlo de manera que satisfaga a sus accionistas, que son los que pueden terminar por dar al traste con sus pretensiones si no obtienen el retorno adecuado.

De todas formas, con alertas como las lanzadas por la NASA referentes al cambio climático, como aquella acerca de que estamos viviendo los meses más calurosos desde que se tienen registros, está claro que las empresas que hacen uso de recursos sustentables son una apuesta segura. Aunque requieren de grandes inversiones, como es el caso de aquel invernadero que usa agua de mar, sientan las bases de lo que serán las fuentes energéticas del futuro y, sobre todo, permiten ayudar a un cambio de mentalidad que permita desengancharnos como sociedad de unos recursos no solamente finitos, sino que además resultan perjudiciales para nuestro entorno.