Empiezas por advertir señales imprecisas: cambios en tu velocidad en momentos en que usualmente no los había, horas en las que cae en picado sin que estés haciendo un uso exigente de la conexión… Poco a poco, se va despertando una sospecha en tu interior: ¿acaso te están robando el wifi?

Si te encuentras en este caso, lo más prudente es resolver las dudas cuanto antes. Ya no solo para evitar que el ladrón siga aprovechándose de tu red, con lo que eso implica de riesgo para tu privacidad más allá de la lentitud en la navegación, sino también para poder descartar esta opción y así enfocarte en identificar correctamente el problema que te acucia.

Para averiguar si nos están robando el wifi, podemos hacer dos cosas: recurrir a un programa que nos diga qué dispositivos están conectados a nuestra red o hacer la comprobación de manera manual. Veamos las dos formas de hacerlo.

Precauciones previas

Es importante que seamos conscientes de qué dispositivos tenemos conectados a la wifi de nuestra casa. Si vives solo, seguramente estarás al tanto de todos; pero si vives con más personas, la cosa puede complicarse. Antes de usar cualquiera de los dos métodos, haz un recuento de todos los dispositivos conectados: computadoras, teléfonos, tablets, televisiones y otros aparatos.

Y otro apunte que es lógico pero que no está de más hacerlo pues se nos puede pasar por alto: la comprobación hay que realizarla en el momento en que creamos que se nos está realizando el robo. O sea, cuando notemos un bajón pronunciado de velocidad, el cual seguramente se produzca siempre más o menos a las mismas horas (aunque puede no ser así).

Usar un programa

wnetwatcher

Existen varias opciones a las que recurrir a la hora de elegir un programa que nos muestre los dispositivos conectados a nuestro wifi, pero uno de los más recomendados es Wireless Network Watcher, que además es gratuito.

Este pequeño programa viene en dos versiones: una instalable y otra portátil, de manera que podamos ejecutarlo sin necesidad de instalarlo. Su manejo es bien sencillo: al abrirlo, automáticamente escaneará el wifi al que estamos conectados, mostrándonos nuestro router y todos los dispositivos que beben de él con sus respectivas direcciones IP y MAC.

Si en el listado aparece un dispositivo que es desconocido para nosotros, es que alguien nos esta robando el wifi.

Método manual

El método manual implica acceder a nuestro router. Desde su configuración, podremos ver también todos los dispositivos que están conectados.

Acceder al router es muy sencillo. Para ello, primero abrimos el navegador y entramos a la dirección 192.168.1.1 o a 192.168.0.1. Sí, así, con números. Los escribimos en la barra de direcciones como cualquier otra dirección web y pulsamos Enter. Generalmente, una de estas dos suele funcionar, pero es cierto que también puede variar según el caso. Si tras probar ambas no se nos abre la página del router (lo sabremos porque se nos solicitará introducir un nombre de usuario y una contraseña), podemos averiguar la dirección de una forma muy sencilla.

Primero, abrimos la consola de comandos de Windows; o sea, el símbolo de sistema. En las últimas versiones de Windows (8 y 10), basta con buscar desde el menú Inicio «cmd» para que nos aparezca y podamos abrirlo. Desde cualquier versión, podemos abrir la opción «Ejecutar» pulsando el atajo tecla Windows+R desde el escritorio y después escribir en la ventana cmd.exe para abrir el símbolo de sistema.

Allí, escribimos el comando «ipconfig». En la información que se nos muestra, nos fijamos en la que dice «Puerta de enlace predeterminada». Ahí aparecerá la dirección que deberemos poner en nuestro navegador para acceder a la configuración del router.

Al intentar entrar al router, se nos solicitará un usuario y una contraseña. Esto puede variar en función de la operadora que nos de el servicio. Si no tenemos estos datos en nuestro poder, deberemos solicitárselos a la operadora. Sin embargo, suele ser bastante habitual que el usuario sea «admin» y la contraseña también «admin», o «root» y «root». Pero, por ejemplo, Arturo Goga señala que en su caso, la contraseña es el código de cliente que le ha asignado su operadora, aunque también indica que el uso de «1234» como contraseña es bastante frecuente. También es posible que los datos de acceso se encuentren en la etiqueta que viene pegada en el router (abajo o en un lado, depende del modelo). Por lo tanto, lo mejor en este caso es probar estas distintas opciones y, si no resulta ninguna, hacer una búsqueda en Google primero y, si tampoco obtenemos lo que necesitamos, ponerse en contacto con la empresa que nos brinda el servicio para que nos facilite los datos.

Hecho esto, y estando ya por fin en el router, lo que debemos hacer es buscar el apartado DHCP. La página de cada router suele ser diferente, así que tendremos que buscar entre los menús que se nos muestren hasta encontrarlo. Es posible que DHCP se encuentre dentro de un menú o como opción individual. Y también es posible que, dentro de DHCP, tengamos varias opciones, como por ejemplo «Log» o, en mi caso, una bastante evidente que dice «DHCP Clients List».

En cualquier caso, será allí donde encontremos el listado de todos los dispositivos que están conectados a la wifi. Igual que antes, si aparece alguno que no reconocemos como nuestro, entonces tenemos un intruso en nuestra red que se está aprovechando de nuestra conexión.

La solución: cambiar la contraseña

Todo lo que hemos visto hasta ahora ha sido para corroborar que hay alguien extraño en nuestro wifi. Pero lo cierto es que si tenemos muchas dudas, siempre podemos saltarnos cualquiera de los dos métodos y cambiar directamente la contraseña del wifi. Claro, que esto puede resultar un poco engorroso porque si tenemos muchos dispositivos conectados en la casa, luego tendremos que cambiar la contraseña en todos ellos basándonos tan solo en una suposición. Mejor es comprobar si hay algún intruso primero para, como dije al principio, poder evaluar mejor el problema que tenemos.

En cualquier caso, la solución más rápida, efectiva y segura es cambiar la contraseña y, además, hacerlo por una que sea complicada de obtener. Ya se sabe: combinación de letras, números, mayúsculas y minúsculas. Y larga. Sobre todo, que sea larga.

Para cambiar la contraseña de nuestro wifi debemos seguir los mismos pasos que para acceder al router. Una vez dentro de él, buscaremos un apartado denominado «Wireless». Aquí estamos en la misma situación de antes: cada router coloca la sección en un sitio diferente. Y es posible que el lugar donde se cambia la contraseña se encuentre en una sección interna de un apartado. Por ejemplo, en mi caso tengo que entrar a «Wireless» y, después, a «Wireless Security». Si después de estar mirando, no consigues encontrar donde se cambia, te recomiendo que hagas una búsqueda en Google con los términos «cambiar contraseña wifi» seguido de la marca y modelo de tu router.

Pongámonos en que lo has encontrado sin problemas. Entonces, todo lo que hay que hacer a continuación es poner la contraseña nueva y guardar los cambios. Eso sí, procura asegurarte de que la opción de seguridad elegida es la WPA2 (a veces se muestra como WPA/WPA2), que es el sistema más seguro.

Nunca está de más insistir en esto: la contraseña debe ser segura. Larga, combinando números, letras mayúsculas y minúsculas. Sí, lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir porque adoptar la práctica de usar este tipo de contraseñas es la mejor manera de cuidar nuestra seguridad en cualquier red de cualquier tipo.