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Si bien el miedo a una guerra nuclear es algo que parece haberse quedado en los 80, lo cierto es que se trata tan solo de una amenaza que se ha vuelto menos mediática, pero no por ello menos real.

Actualmente, existen más de 14.900 armas nucleares que están en poder de nueve países. Este dato ya es de por sí preocupante, pero es que luego está el tema del terrorismo: uno de los 15 escenarios de desastre que el gobierno de Estados Unidos contempla como posibles y acerca del que se han desarrollado planes de respuesta es una detonación nuclear causada por terroristas.

Según explicó Brooke Buddemeier, físico de salud y experto en radiación en el Lawrence Livermore National Laboratory, a Business Insider, el primer escenario de este tipo de atentados que contempla el gobierno es el de una detonación de 10 kilotones en una ciudad estadounidense: «Una detonación nuclear de 10 kilotones equivale a 5.000 bombardeos en la ciudad de Oklahoma. Aunque lo llamamos «de bajo rendimiento», es una gran explosión».

Debido a la proliferación de materiales nucleares y de armas que hay en existencia, la preocupación de que ocurra algo así no es infundada. Sin embargo, las probabilidades de que suceda es algo que varía con el tiempo, según Buddemeier.

Pero pongámonos en el peor de los casos: ocurre una explosión nuclear provocada por terroristas en tu ciudad. ¿Podrías sobrevivir? Si por alguna razón, no te has visto afectado dentro del radio de alcance de la explosión, podrías conseguirlo. O por lo menos, incrementar tus probabilidades de lograrlo.

 

Olvídate de tu auto

Buscar refugio es la prioridad ante una explosión nuclear. Si se ha sobrevivido al impacto, hay que refugiarse para protegerse de las temibles consecuencias provenientes de la mezcla compleja de productos de fisión que se ha disparado a la atmósfera.

Aunque estos productos se descomponen rápidamente, emiten radiación gamma. Exponerte a esta radiación no te va a convertiría en Hulk, sino que podría dañar las células de tu cuerpo y, entre otras cosas, afectar a tu sistema inmunológico y su capacidad para combatir enfermedades.

Tras la explosión, estos productos se precipitarían desde el aire provocando lo que usualmente se suele denominar lluvia radiactiva. Y aunque caerían rápidamente en el área cercana a la explosión, las partículas más ligeras podrían esparcirse por zonas distantes debido al viento.

La radiación gamma emitida por la lluvia solo puede ser detenida de forma fiable por materiales muy densos y gruesos, como algunos metros de tierra o varios centímetros de plomo. Es precisamente por eso que un auto no es el lugar más adecuado para refugiarse. Como señala Buddemeier, «Los vehículos modernos están hechos de vidrio y metales muy ligeros, y no ofrecen casi ninguna protección».

Por lo tanto, si la explosión te pillase en tu auto, lo primero que deberías hacer es salir de él y buscar un mejor refugio. Como un edificio.

Métete en un edificio

Buddemeier dice que hay que entrar cuanto antes en una «estructura robusta». Hay que evitar los sitios hechos de madera y yeso, pues esos materiales no protegerán mucho de la radiación. Lo mejor es dirigirse a sitios que estén hechos de ladrillos o de concreto. Y que tengan pocas ventanas; o mejor, ninguna.

Pone el ejemplo de un edificio. Hay que entrar en uno e ir hasta su centro. Si es posible, mejor ir a las áreas subterráneas, como los parqueaderos. Dado que el piso es un gran escudo contra la radiación, en el caso de tener que refugiarse en una casa, lo mejor es hacerlo en su sótano.

Una vez dentro, hay que permanecer ahí entre 12 y 24 horas. El objetivo de esperar es que los niveles de radiación gamma y de otras radiaciones disminuyan, algo que hacen exponencialmente tras una explosión nuclear.

Si el sitio donde te has refugiado es muy endeble y estás pensando en irte a otro, puede no ser mala idea siempre y cuando no estés muy cerca de la explosión y el lugar al que te quieres ir no está a más de cinco minutos. Si no es así, mejor te quedas donde estás.

Busca una radio

Por último, ya refugiado y esperando, llega el momento de intentar usar las herramientas de comunicación que tengas a mano. Los servicios de emergencia estarán emitiendo instrucciones acerca de la estrategia más segura para mantenerse a salvo, así que lo mejor tener acceso a ellas cuanto antes.

Una explosión emite lo que se conoce como pulso electromagnético (EMP por sus siglas en inglés), que es tremendamente potente y tiene el potencial de dañar la electrónica. Sin embargo, como explica Buddemeier, «hay una buena probabilidad de que habrá un montón de radios funcionales, incluso a pocos kilómetros del evento».

La preparación reduce bajas

Como es obvio, poco se puede hacer respecto a las bajas ocurridas en el radio de la explosión. Pero un evento de estas características sería pensado por parte de los terroristas como algo enfocado en causar mucho daño tanto durante como después. Y si en el «durante» no se puede hacer nada, sí se puede hacer en el «después».

El mismo Buddemeier lo deja claro: «Las las bajas causadas por lluvias [radiactivas] son completamente evitables. En una gran ciudad… sabiendo qué hacer después de un evento como este, se puede literalmente salvar a cientos de miles de personas de enfermedades por radiación o fatalidades».

Así que, ya sabes: no es que esperamos que te suceda algún día algo así (ni a nosotros), pero en caso de que ocurra, ya estás mejor preparado para enfrentarlo.