Imagínate si un forense un día, al abrir un cadáver, se encontrase con esto:

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¿Qué pensaría? Pues lo que todos: que vino a buscar a Sarah Connor y que ella le encontró primero. Eso, o que los Transformers existen y han llegado a la Tierra.

Bueno, pensaría cualquiera de esas cosas si no está al día en los avances técnicos que se están alcanzando. Que si lo estuviese, conseguiría identificarlo como la puesta en práctica de lo que por ahora tan solo es un concepto desarrollado por los científicos de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon (OHSU, por sus siglas en inglés): un corazón artificial.

Este dispositivo recubierto de aleación de titanio, y que a todas luces parece sacado del motor de un auto, podría ser el primer corazón completamente artificial de implantación permanente en seres humanos. Así lo esperan sus inventores o, al menos, si se consigue llevarlo a la realidad, así sería hasta que la bioimpresión en 3D nos permita imprimir órganos de reemplazo totalmente funcionales.

En comparación con otros diseños de corazón artificial, este es muy simple y no incluye válvulas. Consiste en reemplazar los dos ventrículos del corazón humano por un solo tubo de titanio. Este alberga una varilla hueca recubierta de aleación de titanio que se desplaza hacia adelante y hacia atrás, provocando el movimiento de la sangre a los pulmones, donde puede oxigenarse, y continuar su viaje alrededor del cuerpo.

En cuanto a cómo se le suministraría la energía suficiente como para funcionar, el modelo terminado la recibiría de un regulador combinado y un paquete de baterías recargables. A corto plazo, los usuarios lo llevarían con ellos en un cinturón o en una mochila. Pero a largo plazo, se podría implantar una batería más pequeña debajo de la piel del paciente y recargarla desde el exterior.

Las claves: duración y efectividad

La razón de este diseño tan extraño en principio para un corazón la podemos encontrar en las declaraciones de Sanjiv Kaul, uno de los que está trabajando en él: «El diseño simple y eficiente de nuestro corazón artificial hace que su potencial de fallo sea muy bajo». Además, recurrir al titanio viene de que «Considerando que el corazón humano late 14 millones de veces al año, es crucial que un corazón artificial sea duradero y robusto».

Este proyecto comenzó como una invención del médico, ahora retirado, Richard Wampler. Para su desarrollo, la OHSU creó una compañía llamada OregonHeart en 2014. Esta creó 2 versiones del dispositivo que fueron probadas en animales en la Universidad de Louisville. La primera era más grande, para poner a prueba los principios en que se basaba el diseño, y se implantó en vacas. La segunda tenía un tamaño adecuado para seres humanos y se probó en ovejas.

A pesar de que finalmente OregonHeart cesó sus operaciones, la OHSU continuó y continúa trabajando de manera interna en el proyecto. Se tienen previstos más estudios con ovejas y, si salen como tienen planeado, pedirán permiso federal para realizar ensayos clínicos en humanos.

¿Llegaremos a ver este curioso dispositivo implantado en casos reales alguna vez? Solo el tiempo lo dirá. Pero de conseguir su desarrollo efectivo, el mundo de los trasplantes, y por lo tanto nuestra propia vida, podría verse revolucionado en cuestión de pocos años.

Así que, si conoces a algún forense, no dudes en pasarle este artículo: le ahorrarás un susto el día menos pensado.