A la luz de la información ofrecida por Tubular Labs, una empresa dedicada al seguimiento de datos de vídeo a lo largo de todo tipo de plataformas, parecería que los vídeos en vivo de Facebook no han sido recibidos tal y como esperaba el propio Zuckerberg.
Según estos datos, durante el segundo trimestre del año el uso de este tipo de vídeos apenas ha crecido dentro de la red social. De mayo a junio, el número de cuentas que estuvieron haciendo transmisiones de vídeo en vivo se incrementaron en 40.000, lo cual significa un descenso respecto al periodo de abril a mayo, donde se incrementaron en 150.000.
Los números por sí mismos no dan una explicación de a qué se debe esta ralentización de las cifras, pero desde Business Insider apuntan a que Facebook pueda estar enfrentándose al mismo problema que tiene Twitter: que un grupo relativamente reducido de usuarios sea el que produce todo el contenido. Incluso si otros lo ven, estos no producen el suyo propio.
Ahora bien, ¿dónde está el problema? ¿Lo es? Y si lo es ¿por qué?
Al vídeo en vivo le pasa lo que a las vídeollamadas
Empecemos por decir que la gran mayoría de la gente no se siente cómoda realizando un vídeo en directo, o al menos eso podemos elucubrar en base a las cifras. Y parece una percepción acertada si tenemos en cuenta que las videollamadas, excepto en casos muy específicos, nunca terminaron de despegar. Y cuando digo «despegar» me refiero a hacerlo al nivel que se nos ha mostrado en muchas películas de ciencia ficción: desplazamos a las comunicaciones solo de voz y convirtiéndose en el estándar para comunicarse con otra persona. Eso no se ha conseguido ni de lejos.
La apuesta de Facebook respecto a los vídeos en directo iba en ese sentido: en el momento en que estuviesen disponibles, se supone que la gente se lanzaría a utilizarlos de la misma manera que publican fotos casi en el mismo momento de tomarlas. Pero no ha sido así ni lo será, por lo que es necesario que ajusten sus previsiones al respecto.
Pero hay algo más.
Vídeo en vivo a cambio de escorar hacia otro modelo
De acuerdo a una fuente no revelada que citaron en Recode, Mark Zuckerberg está obsesionado con que el vídeo en vivo tenga éxito y lo ha convertido en una prioridad para su compañía.
Es por eso que, para promocionar esta característica de la red social, Facebook se ha dedicado a pagar a celebridades y a medios de comunicación para que hagan vídeos en vivo. Sí, es una táctica como otra cualquiera y más habitual de lo que nos podríamos pensar, pero claro, si las cifras de uso no acompañan, lo que es una promoción para que la gente produzca contenido se termina convirtiendo en producción de contenido propio.
De acuerdo al analista Andrew Left, esto debe interpretarse como una gran señal de alarma y explica el por qué: «Lo que hace de Facebook un gran negocio es que no tiene que producir el contenido. Lo hacen los usuarios y Facebook vende publicidad y hace dinero con ello. Pero ahora estamos viéndolos pagar de repente por contenido. Y eso ya es un negocio diferente, ¿no?».
Un cambio de modelo de negocio con consecuencias
Esta premisa de que Facebook solamente es una plataforma de comunicación y exposición que rentabiliza lo publicado en ella es lo que guía a muchos inversores a considerar que la inmersión en el área del vídeo en general y del vídeo en vivo en particular resulta una buena idea. Pero, claro, Facebook tiene un enorme competidor que es al que aspira a derribar: YouTube.
La gran diferencia entre YouTube y Facebook es que en el primero se puede monetizar de forma directa el contenido original y en el segundo no. Y ese es el gran obstáculo de la red social para conseguir que sea atractivo publicar en ella. Porque si tú eres un creador, puede que te interese publicar en Facebook de manera nativa solo por difusión, pero tu mayor esfuerzo estará enfocado hacia YouTube.
Esa es la gran barrera que debe derribar Facebook. Y aunque todavía no lo han hecho, parece ser que sí están buscando una forma de repartir con los creadores de un vídeo sus ingresos publicitarios. Pero es normal que se lo estén tomando con calma, porque hacerlo podría significar abrir la caja de los truenos: si los creadores de vídeos en vivo empiezan a ser pagados, ¿por qué no los de vídeos «en diferido»? ¿Y cuánto tardarán ilustradores, fotógrafos, escritores y creadores de otras ramas en demandar lo mismo? Y lo que es más: con total justicia.
Esa es la disyuntiva que enfrenta Facebook: asumir que las perspectivas del vídeo en vivo han sido demasiado altas y ajustarse a la realidad u ofrecer incentivos en forma de monetización, arriesgándose a generar malestar entre creadores profesionales y amateurs debido a la discriminación, y quien sabe si también entre otros muchos usuarios.
Solo el tiempo dirá cómo evoluciona esta situación. Pero está claro que Facebook tiene que mover ficha en un sentido u otro.
Imágen de Mark Zuckerberg: Ludovic Toinel