OK, ahí está ese programa. Y ese otro. Ah, y aquel. Ninguno de ellos los usas desde… ¿hace cuánto? ¿Meses, años? Oh, claro, y también está ese otro que instalaste para probarlo y lo dejaste por si lo necesitabas en algún momento, y lo cierto es que no lo has necesitado nunca. Pero ahora es el momento: vas a eliminarlos. Te molesta tener ahí algo que no usas para nada, ocupando espacio en el disco duro.

Entonces te pones a ello y, aunque desinstalas sin ningún problema el primero y el segundo, al llegar al tercero la cosa se pone peliaguda. ¿Cómo que no puede desinstalarse? ¿Qué dice ese mensaje de nosequé que está activo? Pero si no lo has abierto en siglos… ¿Y por qué ese otro tampoco quiere desinstalarse?

Casos así pueden darse con mucha facilidad en Windows. Las razones por las que puede ocurrir son variadas y cada una tiene una solución diferente. A continuación, vamos a ver una serie de métodos y procedimientos a los que podemos recurrir para eliminar programas que se resisten a desinstalarse.

Fíjate bien si la opción de desinstalar está escondida

El primer paso que damos para desinstalar un programa es ir a la sección correspondiente del panel de control, seleccionarlo y desinstalarlo. Si todo va bien, se abrirá el desinstalador y tan solo tendremos que seguir los pasos que se nos indican.

Sin embargo, a veces las cosas no van tan fluidas. Se nos abre algo que sí, parece el desinstalador, pero no encontramos por ninguna parte la opción de eliminar el programa. En algunos casos, se nos dan opciones para reinstalarlo o para repararlo, pero a primera vista parece que no podemos desinstalarlo de una vez por todas.

En un caso como este, lo que debemos hacer es fijarnos bien a ver si la opción de desinstalar esta puesta de manera diminuta, colocada de forma disimulada o hasta escondida en una pantalla saturada. También puede ocurrir que primero se nos pida hacer algo, como enviar feedback acerca de las razones de la desinstalación. Si no se trata de nada que pueda perjudicarnos, lo más conveniente aquí es cumplir con lo que se pide y seguir con el proceso para sacarnos el programa de encima.

Asegúrate de que el programa no se está ejecutando

Si el programa está en funcionamiento, Windows no permitirá que se desinstale. Normalmente, basta con fijarse en la barra de tareas o en la bandeja de sistema para ver si esto es así y simplemente cerrarlo. Ahora bien, recordemos que los programas también pueden estar funcionando en segundo plano sin que aparezcan en la bandeja del sistema o que tengan algún proceso abierto.

Si el programa que queremos eliminar informa de que está abierto cuando intentamos desinstalarlo y no vemos nada en la barra de tareas o en la bandeja del sistema, debemos abrir el Administrador de tareas de Windows. Para hacerlo, el método más rápido es utilizar el atajo CTRL+SHIFT+ESC, aunque también podemos abrirlo clicando con el botón derecho en la barra de tareas y seleccionándolo del menú contextual que nos aparece (hablamos en este caso de Windows 10).

En Windows 10, a diferencia de algunos de sus predecesores, el Administrador de tareas suele aparecer en forma compacta, mostrándonos un listado de los programas abiertos. Si aparece ahí el que queremos eliminar, le seleccionamos y después clicamos en el botón «Finalizar tarea». Si no aparece, clicamos en la opción «Más detalles» para que se nos expandan todas las secciones. Entonces, debajo de la de los programas, encontraremos la de procesos. Solo tendremos que localizar el proceso en cuestión, el cual será el nombre del ejecutable de la aplicación, seleccionarlo y cerrarlo. También puede ocurrir que el proceso que se ejecuta no tenga el nombre del ejecutable. Entonces, lo mejor es fijarnos en el mensaje que se nos da al intentar desinstalarlo. Es muy posible que ahí se nos de el nombre del proceso abierto para que así procedamos a cerrarlo.

Usa el modo seguro de Windows

El modo seguro de Windows nos provee de un entorno del sistema operativo en el que se cargan únicamente los drivers y los archivos de sistema indispensables para funcionar, de manera que podamos resolver muchos de los problemas con los que nos podemos encontrar. Esto también sirve para desinstalar el programa que se nos resiste.

Para acceder en Windows 10 al modo seguro, debemos reiniciar el equipo y pulsar F8 de manera repetida mientras el sistema está arrancando. Ahora bien, esta versión de Windows a veces arranca tan rápido que no es fácil conseguir entrar de este modo. Otro método que podemos utilizar es mantener pulsada la tecla SHIFT mientras vamos al menú Inicio y seleccionamos la opción «Reiniciar». Esto hará que, al reiniciarse la máquina, aparezca las opciones de arranque. Bastará con entrar a la opción correspondiente a solución de problemas, luego a las opciones avanzadas, seguimos por la configuración de inicio y entonces tendremos otra vez la opción de reiniciar. La seleccionamos, Windows 10 volverá a arrancar y tendremos la opción de entrar en modo seguro.

En el caso de que el problema persista bajo el modo seguro, existe la posibilidad de que tu máquina esté infectada con algún malware, por lo que es recomendable que escanees el sistema con un antivirus. Si después de esto tampoco obtienes ningún avance, prueba a crear un disco de rescate como el de Avast para escanear el sistema desde un USB y volver a probar después.

Usa el Install and Uninstall Troubleshooter de Microsoft

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Microsoft ofrece una herramienta gratuita para solucionar problemas como aquellos de los que estamos hablando. Puede ser que te aparezca en inglés. Si es así, no te preocupes, que funciona sin importar en qué idioma esté nuestro Windows.

Cuando la ejecutemos, nos preguntará cuál es el tipo de problema que queremos solucionar, si de instalación o desinstalación. Al seleccionar la segunda opción, la herramienta intentará detectar y resolver el problema de manera automática.

Si no lo consigue, entonces nos listará todos los programas instalados. Seleccionamos la aplicación problemática y seguimos los pasos que nos vayan apareciendo. Tras terminar el proceso, deberemos probar a desinstalar el programa de nuevo, a ver si ya se ha solucionado el problema.

Usa herramientas de terceros

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Hasta ahora, hemos recurrido a las opciones que provee el propio sistema operativo. Pero si no hemos conseguido solucionar así el problema, lo mejor es intentarlo utilizando herramientas de terceros. Existen muchas opciones de desinstaladores que no solo fuerzan al programa a desinstalarse sino que además eliminar todo rastro de él, incluyendo ciertos archivos residuales que suelen quedarse en el camino.

Una buena opción gratuita es IObit Uninstaller. También podemos recurrir Revo Unistaller, que resulta bastante práctica. Si nos decantamos por esta, es importante considerar que hay dos opciones: la Pro, que es de pago, y la gratuita. Podemos usar la Pro durante la versión de prueba de 30 días, pero si lo que queremos es dejar esta herramienta instalada de cara a solucionar futuros problemas, mejor recurrir a la gratuita.

Restaura el sistema

Desde hace tiempo, Windows cuenta con una opción para restaurar el sistema a un estado anterior. Esta opción, aunque está activada por defecto, suele desactivarse por muchos usuarios para liberar espacio en disco. Dependerá de lo que hayamos hecho nosotros, o quien use la computadora con el problema de desinstalación, para que la tengamos disponible. Para acceder a esta opción, lo más rápido es escribir en el menú Inicio «Restaurar».

Si nos decidimos por aplicar este método, todo lo que tendremos que hacer es restaurar el sistema a una fecha anterior a aquella en la que fue instalado el programa. El lado malo es que es posible que perdamos algo de información que fue añadida después de dicha instalación, por lo que deberemos evaluar si vale la pena recurrir a esta opción para eliminar la aplicación problemática. Además, tampoco es garantía de nada, sobre todo si el programa lleva instalado mucho tiempo: es posible que todas las versiones de restauraciones que tenga Windows sean posteriores.

Y si a pesar de todo no se elimina…

Haciendo uso de estos métodos, es casi seguro que se podrá eliminar cualquier aplicación que se resista a desaparecer de tu sistema. No conseguirlo podría ser señal de un problema más grave. Por ello, el siguiente paso sería acudir a un servicio técnico de confianza o buscar más información por Internet intentando ser lo más exacto posible, haciendo búsquedas con los datos exactos del programa, como el nombre y la versión.

De todas formas, cuando te encuentres con un problema de este tipo, prueba todo lo que te hemos contado aquí. Estoy seguro que con estas opciones, conseguirás echar al programa rebelde de tu sistema en la mayoría de los casos.