«Hype» es la palabra que suele usarse para definir las grandes expectativas despertadas en el público ante un producto, como una película, una serie de TV o cualquier novedad tecnológica que se anuncia sin dar muchos detalles. Y eso es lo que se ha generado también con lo que podría ser (o no) la próxima apuesta relevante de Google: un nuevo sistema operativo llamado Fuchsia.

Muy poco se sabe acerca de este proyecto. Fue la gente de Android Police quien anunció primero su existencia, la cual por ahora está limitada a un proyecto en Github cuya descripción es «Pink + Purple == Fuchsia (a new Operating System)» («Rosa + Púrpura == Fucsia (un nuevo sistema operativo»).

No hay mucha más información. Google no ha dicho ni siquiera «esta boca es mía» acerca del tema. Una de las pocas piezas de información existente hasta el momento es el extracto de un chat publicado en Hacker News donde Brian Swetland, empleado de Google, afirma que «Se tomó la decisión de construirlo como Open Source, por lo que bien podría empezar por ahí desde el principio» respondiendo a la pregunta de por qué Fuchsia es público pero no ha sido anunciado de ninguna manera ni tampoco está documentado. En el mismo chat, otro usuario que no se ha identificado si pertenece o no a Google, añade que «Las cosas serán eventualmente públicas, documentadas y anunciadas, solo que no ahora».

Más allá de esto, poco más se sabe. Pero dentro de lo poco, también es significativo pues con Fuchsia, Google deja por primera vez de lado a Linux, el que ha sido la base hasta el momento para construir todo lo que ha hecho en lo que a sistemas operativos se refiere: Android y Chrome OS. En esta ocasión, el kernel es uno que lleva también nombre de color: Magenta.

Un nuevo sistema… ¿para qué?

Como suele suceder cuando un gigante de Internet hace un misterioso movimiento de este tipo, la web ha empezado a llenarse de toda clase de teorías y especulaciones. Una de las que más se ha extendido ha sido la que también se enunció desde Android Police: que se trata de un sistema operativo pensado para la Internet de las cosas o IoT (por las siglas en inglés de «Internet of Things»).

Ahora bien, también desde Android Police señalaron que el kernel de Fuchsia, Magenta, a pesar de estar basado en un microkernel llamado LK (LittleKernel) que fue diseñado para su uso en IoT, va mucho más allá. Según la escueta documentación encontrada, también «apunta a teléfonos y computadoras personales modernas con procesadores rápidos».

Esto ha llevado a muchos a pensar que estamos ante una propuesta multiplataforma en el sentido más amplio de la palabra: un sistema enfocado a la tan cacareada convergencia entre celular y computador a la que también apuntan Microsoft con Windows y Canonical con Ubuntu. Y no debemos olvidar que también es algo sobre lo que tiene puesto el punto de mira Google y que intenta hacer efectivo a través de Android y Chrome OS.

También hay una tercera posibilidad que ha sido apuntada por varios usuarios en Hacker News pero con una base poco sólida en lo que se refiere a evidencias: la realidad aumentada. En Google estarían pensando en la siguiente generación de dispositivos móviles para ofrecer una renderización de baja latencia y una interfaz que lidiase mejor con ambientes 3D. Sin embargo, esta posibilidad se antoja, como poco, remota.

Todo y nada a la vez

Debido a todas las posibilidades creíbles que se abren ante Fuchsia, no es descabellado pensar que podríamos estar ante una propuesta de Google muy ambiciosa. Al menos en principio. Porque tal y como señalan varios medios, también podría quedarse todo en agua de borrajas o en un proyecto de medio tiempo por parte de algunos empleados muy voluntariosos.

Aunque la presencia de Chrome OS a nivel mundial no pasa de ser testimonial, por muchas ganas que le hayan metido, otra cosa es Android, que es el sistema dominante en el entorno móvil. Si Fuchsia fuera realmente una apuesta de gran nivel, tendría que competir contra el producto de su misma compañía madre y no lo tendría fácil a pesar de todos los tentáculos que se extienden desde Mountain View.

Por otro lado, y puestos a elucubrar y que nos ponemos a apuntar alto, tal vez Fuchsia sea la apuesta a futuro de Google para asegurarse una presencia aplastante en el entorno tecnológico que está a la vuelta de la esquina, aprovechando de paso para eliminar de un plumazo el problema más grave que tiene con Android y que ahora parece de difícil solución: la fragmentación del sistema. Desplaza Android y pone Fuchsia encima de la mesa para comenzar de cero.

Lo dicho: ahora mismo Fuchsia puede ser todo y nada a la vez. Puede ser un proyecto lateral sin rumbo fijo o el primer peldaño en una escalera que pretenda llegar muy arriba. De lo que no hay duda es que es algo que ha despertado el interés de todos y a lo que habrá que dar seguimiento con especial atención.