La inteligencia artificial podría llevarnos a la tercera Guerra Mundial

Que a Elon Musk le preocupa la inteligencia artificial es algo que ya sabemos. Pero hay que reconocerle al multimillonario el empeño que pone en recordárnoslo cada vez que tiene oportunidad.

La última vez que lo ha hecho no ha sido en una intervención pública. O bueno, sí, en el caso de que consideremos como tal sus comentarios en Twitter. Fue allí donde hizo saber que, en su «humilde opinión», la carrera entre las naciones por la superioridad en IA será la causa de la tercera guerra mundial. Aquí está el tuit:

Estas palabras surgieron como reacción a los comentarios que hizo el presidente ruso Vladimir Putin a un grupo de estudiantes. En ellos, afirmó que el país con la mejor inteligencia artificial será «el gobernante del mundo».

A pesar de que es bueno refrenar ese tecnoutopismo imperante proveniente de la industria, el alarmismo de Musk a veces resulta excesivo. Y no porque no tenga razón, sino porque su insistencia podría resultar contraproducente e incluso llevar a castrar antes de tiempo un desarrollo que podría traer importantes beneficios a la humanidad.

Hoy en día, las máquinas que hacen uso de la inteligencia artificial más avanzada son incapaces de realizar más de una tarea, lo cual limita su uso y es una de las principales barreras que tiene actualmente. Por ejemplo, una IA puede ser capaz de aprender a jugar un juego de mesa pero no puede aprender deletrear.

Pero no se trata solo de que la tecnología no esté tan avanzada como puede parecer cuando surgen ciertas noticias que en verdad son impactantes, sino que el plazo de tiempo en el que las máquinas aprenderán a realizar varias tareas al mismo tiempo y consigan así superar a los humanos es, como mínimo, de entre 30-50 años o de hasta más de 100 años. Todo esto dicho por los expertos en inteligencia artificial, entre los que podemos encontrar a Demis Hassabis, director ejecutivo de Google DeepMind, o Jaan Tallinn, cofundador de Skype.

Como señalan en Business Insider, el riesgo de las declaraciones de Musk, que tiene más de 12 millones de seguidores en Twitter, es que «sus comentarios puedan conducir a que los responsables políticos pongan freno al desarrollo de la IA justo cuando está empezando a despegar. Esto sería una vergüenza, dado que la IA tiene un enorme potencial para mejorar nuestras vidas. Las compañías que operan en el campo creen que pueden aprovechar para producir nuevos medicamentos que salvan vidas y reducir la cantidad de energía utilizada en naciones enteras».

En la misma publicación, añaden que hay desafíos más apremiantes que la humanidad debe enfrentar en estos momentos, como la tensión internacional que podría desembocar en una guerra nuclear en Corea del Norte (fruto no de la inteligencia artificial sino de la falta de inteligencia humana), o los eventos metereológicos de las últimas semanas que estás resultando devastadores.

Las advertencias de Musk son convenientes y ayudan a no olvidar las consecuencias desastrosas que puede traer una inteligencia artificial que se nos vaya de las manos. Pero ya se está trabajando en evitarlo. Por ejemplo, está el consorcio «Partnership on AI» en el que están involucradas grandes compañías como Microsoft, Amazon o Google. Desde allí, se está trabajando en conjunto para determinar cosas como si es posible programar una inteligencia artificial con un conjunto de normas éticas y cuáles deberían ser estas, además de buscar formas de evitar que la IA sea aprovechada por terroristas y grupos similares.

¿Debe Musk dejar de advertir acerca de los peligros de la IA? No. Pero tal vez debería de considerar mejor el impacto que pueden producir sus palabras y darse cuenta de que está corriendo el riesgo de ser el pastor de «Pedro y el lobo», que decía tantas veces que venía el lobo que, cuando vino, nadie le hizo caso. Saltar a cada mención que se haga sobre la IA por parte de alguien relevante puede terminar provocando ese efecto.