El triunfo de Donald Trump en la carrera por la Casa Blanca sorprendió a mucha gente tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Tanto fuera como dentro del país, la gente está a la expectativa de cómo será su mandato, lo cual provoca que se estén haciendo de manera constante todo tipo de especulaciones sobre él tomando como base las personas con las que ha elegido rodearse y las declaraciones que ha hecho en el pasado.
Precisamente son estos dos factores los que pueden llevar a pensar que el internet que conocemos hoy en día podría cambiar drásticamente durante la presidencia de Trump. Y si bien serían decisiones que solo afectarían a los EE. UU., no olvidemos que para muchos países es un espejo en el que mirarse en materia de ciertas regulaciones, marcando tendencia con las acciones que llevan a cabo.
¿Y qué podría cambiar el presidente electo Trump respecto a Internet? Pues nada más y nada menos que la neutralidad en la red, un concepto que se aplicó de manera práctica durante el mandato de Obama, cuando la Comisión Federal de Comunicaciones (Federal Communications Commission, FCC) reclasificó Internet como un servicio de telecomunicaciones.
Qué es la neutralidad en la red
El concepto de neutralidad en la red es uno que ha sonado mucho, sobre todo en entornos tecnológicos, durante los últimos años y que en varios países del mundo ha terminado por implantarse a nivel legislativo. Sin embargo, el ciudadano de a pie no parece comprender de qué manera puede afectarle a él, cuando en realidad puede afectarle mucho.
La neutralidad en la red significa que un proveedor de servicio debe tratar igual a todo el tráfico que circula por sus redes, sin privilegiar ni sancionar a un servicio u otro. Gracias a ello, un proveedor no puede pedirle a Netflix que pague para, por ejemplo, que sus usuarios obtengan más velocidad al ver un vídeo en este servicio que al hacerlo en YouTube, por ejemplo. También impide que los proveedores (es decir, las empresas de telecomunicaciones con las que contratamos la conexión a internet) ofrezcan tarifas que permiten acceder a diferentes sitios. Por ejemplo, sin la neutralidad en la red, podrían ofrecer una tarifa de conexión que incluyese acceder a Facebook pero no a Wikipedia; para poder acceder a Wikipedia, habría que contratar un plan con un costo mayor que la incluyese.
Por qué Trump podría eliminar la neutralidad en la red
Por el momento, Trump no se ha manifestado de forma oficial en cuanto al tema de la neutralidad en la red. Ahora bien, hay varios signos que se pueden interpretar de manera que sea factible pensar que se produzcan cambios al respecto en los próximos años.
Obama’s attack on the internet is another top down power grab. Net neutrality is the Fairness Doctrine. Will target conservative media.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 12 de noviembre de 2014
Empecemos por decir que Trump, en un tuit de allá por el 2014, calificó la postura de Obama en favor de la neutralidad en la red como un «ataque a internet». Esto en realidad es una evidencia muy endeble que no sirve para indicar cuál será su posición actual. Todos hemos visto como Trump ha dicho una cosa y su contrario en cuestión de días, así que estas declaraciones hay que tomarlas con una sana dosis de escepticismo.
Sin embargo, más alarmante resultan aquellos que le rodean. En particular una persona: Jeffrey Eisenach.
Eisenach es un defensor de la desregulación de la industria de las telecomunicaciones desde hace mucho tiempo, al igual que del «Zero rating». Esto último es la práctica de algunas operadoras de no cobrar por el uso de ciertas aplicaciones o servicios. Por ejemplo, se aplica el «Zero rating» o «tarifa cero» cuando una operadora ofrece «WhatsApp ilimitado», lo cual quiere decir que los datos transmitidos por WhatsApp no se descuentan de la cantidad de datos disponibles en el plan contratado. Esto, aunque beneficioso en cierto sentido para el usuario, va en contra de la neutralidad en la red ya que privilegia ciertos servicios por encima de otros.
Esta posición de Eisenach podrá ahora ser llevada a la práctica ya que dirige el equipo que asesora a Trump en asuntos relacionados con las telecomunicaciones, lo cual incluye también la selección del personal de la FCC.
El presidente actual de la FCC, Tom Wheeler, es un crítico frontal de las prácticas mencionadas. Pero su tiempo en el puesto está cerca de expirar: finalizará en noviembre de 2018. Cuando esto suceda, Trump podrá nombrar su reemplazo. Guiado por el asesoramiento de Eisenach, suena razonable pensar que sea entonces cuando se establezca una nueva política respecto a internet.
Como he dicho a un inicio, por el momento todo lo que se puede hacer es especular acerca de las decisiones que tome Trump durante su mandato. Siendo como es una figura imprevisible, podemos esperar sorpresas tanto en un sentido como en otro. Alarmarse sin fundamento no resulta beneficioso y habrá que esperar a ver el rumbo de su presidencia en general para discernir con más conocimiento de causa si la posición acerca de la neutralidad en la red se modificará o no.