Ya tenemos al primer robot con derechos de ciudadano en el mundo

Rostro de un robot

Sophia es uno de los robots más llamativos del mundo. Creado por Hanson Robotics, cuenta con 62 expresiones faciales que utiliza de manera dinámica durante una conversación. Pero su impresionante capacidad técnica no es lo único que lo diferencia de la competencia, sino también su estado legal, pues recientemente se ha convertido en el primer robot con derechos de ciudadanía.

Este estado le ha sido otorgado por el gobierno de Arabia Saudí y fue anunciado durante una entrevista realizada al robot por un periodista en un panel de un evento denominado Future Investment Institute que se realizó en Riad, la capital del país.

Como se puede ver en el vídeo que hay sobre estas líneas, la capacidad de la inteligencia artificial de Sophia es realmente impresionante. Es capaz de responder a las preguntas con mucha fluidez e incluso dejar caer algunas observaciones humorísticas. Por ejemplo, al señalar el presentador algunos de los riesgos de la IA, Sophia le dijo que «Has estado leyendo demasiado a Elon Musk, y viendo demasiadas películas de Hollywood. No te preocupes, si eres bueno conmigo yo seré buena contigo. Trátame como a un sistema inteligente».

No es la primera vez que este robot muestra su sentido del humor. Cuando, en marzo del año pasado, su creador, David Hanson, le preguntó si quería destruir a los humanos, Sophia puso una expresión neutra y dijo «OK. Quiero destruir a los humanos».

Un material especial para su cara

Como hemos dicho al inicio, Sophia destaca sobre todo por la capacidad de reflejar hasta 62 expresiones diferentes en su rostro. Este está fabricado con una especie de piel de silicona hecha con un material denominado Frubber que fue elaborado y patentado por los mismos Hanson Robotics. Gracias a él, Sophia cuenta con un aspecto más humano que la distancia de otro robot similar del que hablamos, Octavia.

Sus ojos ejercen como tales, ya que en ellos se encuentran cámaras por medio de las cuales emplear su sistema de reconocimiento de rostros para así identificar a aquel con el que está hablando. Por dentro, su interacción surge a partir de «Character Engine AI», un software de inteligencia artificial que le permite a Sophia ir aprendiendo en base a las conversaciones que mantiene.

Según explicó David Hanson, la misión de Sophie y de su futura familia robótica será la de ayudar a personas mayores en instalaciones de cuidado de ancianos y asistir a visitantes en parques y eventos. Y, probablemente, será en esta monarquía de la península arábiga donde antes la veamos en acción en el día a día.

Un brindis al sol

No ha trascendido el verdadero significado de que Sophia tenga la ciudadanía saudí,  aunque en realidad este anuncio podemos interpretarlo más bien como un acto promocional por parte del gobierno de este país, siguiendo así la línea de sus esfuerzos por hacerse ver como una nación moderna y a la vanguardia tecnológica.

Aunque no deseamos que algo vaya mal, si es cierto que en el caso de que así suceda será interesante ver cuáles son las implicaciones legales de este estado, si es que hay alguna. En caso de algún conflicto con el fabricante, ¿influenciará en algo para resolverlo?

En fin, que seguramente esto sea poco más que un brindis al sol. Eso sí, no se puede negar que el nombre del país ha quedado inscrito en los libros de historia. Casi podemos imaginar como en el futuro, el androide profesor le preguntará al alumno «¿Quién y en qué año le dio por primera vez la ciudadanía a un robot?» y el alumno responderá: «Arabia Saudí, en 2017».