Para los inversionistas del exterior, involucrarse con emprendimientos en Latinoamérica puede resultar tan atractivo como complicado. Por un lado está la perspectiva de meterse en un mercado en crecimiento, pero por otro lado hay que lidiar todavía que ciertos aspectos que pueden ir desde lo intrincado hasta lo engorroso, como la cultura local o la legislación.

Sin embargo, Nathan Lustig cree que, más allá de estos obstáculos que a veces pueden parecer muy arduos de salvar, no ha habido mejor momento para ayudar a los emprendimientos latinoamericanos que el de ahora. Lustig es socio y director de Magma Partners, un fondo capital semilla de Santiago de Chile. Veamos cuales son las razones que sustentan su opinión.

 

Un ecosistema que ha evolucionado

Según Lustig, poco a poco se ha ido produciendo un cambio cultural. Las primeras compañías de capital riesgo que se establecieron en la región, como NXTP Labs en Argentina y Vox Capital en Brasil, han contribuido a ello sacando adelante proyectos que han servido para enfrentar la tendencia de aversión al riesgo y condena que es característica de Latinoamérica.

Por supuesto, estos pioneros tuvieron que enfrentar muchos desafíos, como educar y enfrentar las expectativas de los empresarios locales para que se percatasen de que América Latina no es Silicon Vallet, donde se tiene acceso fácil a capital riesgo. Pero sus éxitos y fracasos sirvieron como modelos ejemplares para muchas nuevas iniciativas de financiación que se están viendo en la actualidad.

Gracias a ello, el ecosistema ha ido evolucionando y cosas como los trámites iniciales para arrancar un proyecto han mejorado significativamente, lo que ha fomentado que se realice más inversión en toda la región. Según la Asociación Latinoamericana de Capital de Riesgo (LAVCA), en lo que se refiere a tendencias de inversión a cinco años, los inversionistas han cerrado acuerdos en América Latina por un valor de 2.300 millones de dólares.

También en los últimos años se han empezado a ver nuevas empresas, que están siendo respaldadas por inversores de capital riesgo, que retroalimentan a la comunidad participando ellas mismas como inversores en otros proyectos. Lustig pone de ejemplo al empresario colombiano Andrés Barreto, que lanzó varios emprendimientos entre los que están Grooveshark y PulsoSocial. Barreto fundó en 2012 la empresa colombiana de inversión Socialatom Ventures, que invierte en compañías que están en una fase inicial, proporcionándoles recursos para crecer.

 

Las aceleradoras… aceleran

La presencia de aceleradoras locales también ha impacto en el ecosistema de financiamiento de la región en su conjunto. Según un estudio de 2014 que menciona Lustig, la sola presencia de una aceleradora puede tener un impacto importante en el número de capitales semillas y en la fase inicial de acuerdos de capital riesgo que se realizan en un ecosistema local.

El número de programas de aceleración ha ido creciendo en los últimos tiempos y esto ha servido de mucho para que se ponga a Latinoamérica en el mapa como un lugar favorable para los emprendimientos. Además, estos programas, como Start-Up Chile y Wayra, muestran a inversionistas del exterior que América Latina posee abundantes oportunidades que vale la pena explorar.

 

El Fintech lidera la actividad inversora

Un sector en el que América Latina está experimentando un mayor cambio es en el de la industria bancaria tradicional. Esto es debido a que muchas empresas de Fintech están descubriendo que hay muchas oportunidades debido a que hay una gran población en la región que no está bancarizada.

Según números de Finnovista, recientemente se superaron los mil emprendimientos de fintech en la región. Por su parte, desde LAVCA dijeron que estos emprendimientos recibieron más inversión en 2015 que cualquier otro sector. En todo el sector tecnológico, el fintech representó casi el 30% de la inversión en 2015 y el 40% en la primera mitad de 2016.

Ahora bien, desde Finnovista también se reconoció que estos emprendimientos no pueden escalar por sí mismos y que necesitan ayuda. Es por eso que Startupbootcamp, en conjunto con Finnovista, ha lanzado un programa de fintech para México para proporcionar a los emprendimientos acceso a los fondos y mentores necesarios para su crecimiento.

 

Grandes nombres metiendo dinero

Lustig termina su recorrido por el panorama latinoamericano con algunas menciones destacables más:

500 startups, que con un nuevo fondo de 10 millones de dólares en asociación con la Corporación Financiera Internacional (IFC), tiene como objetivo proporcionar financiación a 120 empresas latinoamericanas este año.

Google ha seleccionado recientemente más de una docena de empresas latinoamericanas para su programa «Launchpad Accelerator», que tiene como  objetivo ayudar a las empresas locales a alcanzar su máximo potencial aprovechando el alcance y los recursos globales de los de Mountain View.

Microsoft ha creado el fondo BR Startups en Brasil para ayudar a reducir la brecha existente entre el capital inicial y las rondas más grandes, invirtiendo en 70 emprendimientos hasta la fecha.

Visa lanzó un programa de aceleración para ayudar a los nuevos emprendimientos fintech en Brasil con sus modelos de negocio y con la recaudación de fondos.

Según Lustig, las actitudes han cambiado en la región y tanto las organizaciones como los gobiernos han comenzado a fomentar los ecosistemas empresariales, lo que ha conseguido que las oportunidades de inversión aumenten de manera constante. Para él, no cabe duda de que este es el momento ideal para involucrarse con los emprendimientos latinoamericanos para aprovechar la marea creciente.