Limar asperezas. Ese parecería que ha sido el propósito de la reunión que mantuvo el miércoles, 14 de diciembre, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, con un grupo formado por los líderes de las principales empresas tecnológicos del país del norte.

Los nombres que se encontraban en la sala de la torre Trump en la que se produjo el encuentro eran realmente impresionantes. Entre otros estaban Jeff Bezos (Amazon), Larry Page y Eric Schmidt (Alphabet, antes Google), Tim Cook (Apple), Elon Musk (Tesla y SpaceX), Safra A. Catz (Oracle), Satya Nadella (Microsoft), Brian Krzanich (Intel), Chuck Robbins (Cisco) y Ginni Rometty (IBM); muchos CEOs de sus respectivas empresas. Significativamente, quien no estuvo fue Mark Zuckerberg: por Facebook estuvo Sheryl Sandberg, directora operativa de la red social. También estuvieron presentes el vicepresidente electo Mike Pence y Peter Thiel, como consejero de Trump. Recordemos que Thiel fue uno de las pocas cabezas visibles de la industria tecnológica (si es que no la única) que apoyó económicamente la campaña de Trump.

Por Twitter no hubo nadie: parece ser que no fueron invitados. La razón, según dicen desde Politico, es que Jack Dorsey se negó a aceptar el dinero de la gente de Trump que quería crear un emoji en Twitter durante la campaña para representar visualmente el hashtag #CrookedHillary, que se usaba para atacar a Hillary Clinton. Esto no deja ser sorprendente (la no invitación, que no la negación de Dorsey) ya que Twitter es la red preferida de Trump para comunicarse, usándola para hacer todo tipo de declaraciones y así dejar a un lado a los medios de comunicación convencionales.

Las palabras que Trump dirigió a tan distinguida audiencia fueron conciliadoras: «Este es un grupo de gente realmente increíble» les dijo el presidente electo. «Quiero añadir que estoy aquí para ayudarles a que lo hagan bien, amigos», «No hay nadie como ustedes en el mundo. No hay nadie como la gente en esta habitación» y «estaremos aquí para ustedes. Llamen a mi gente, llámenme a mí. No tenemos una cadena formal de mando aquí» fueron algunas más de las expresiones que empleó Trump tratando abiertamente de rebajar las tensiones surgidas durante la campaña electoral.

Ahora bien, más allá de este intento de apaciguamiento, también se trataron algunos temas, aunque es de suponer que no de manera profunda sino en forma de líneas generales. Según varias informaciones publicadas, algunos de ellos fueron la necesidad de inmigración especializada, comercio con China y creación de empleo.

Tras la reunión, ha habido pocas reacciones públicas por parte de los asistentes, pero uno de los que sí habló fue Jeff Bezos, que dijo: «Encontré muy productiva la reunión con el presidente electo, su equipo de transición y los líderes en la tecnología. Comparto la perspectiva de que la innovación debe ser uno de los pilares del gobierno, ya que crearía gran número de empleos en todos los sectores, no sólo en la tecnología, sino en agricultura, infraestructura, manufacturación, en cualquier parte».

Hay que reconocerle a Trump que, pasado el convulso periodo electoral que polarizó a Estados Unidos, está haciendo esfuerzos activos de cara a reducir la tensión generada y que las aguas vuelvan a un cauce que, por lo menos, permita trabajar. Pero si bien esto se puede valorar de forma positiva, no será hasta que asuma el cargo y pasen sus primeros cien días que podremos evaluar realmente si su presidencia no es tan desastrosa como tantos temían o si es el apocalipsis que algunos auguraban. Esto es una buena señal, pero solo señal, al fin y al cabo.