Sombrilla

Actualmente, en Ecuador y en Perú se está viviendo un fenómeno natural que ha sido bautizado como «El Niño costero». En ambos países, desde finales de enero se experimentan fuertes lluvias que están causando graves daños en viviendas y carreteras. En el país vecino, las regiones más afectadas han sido las del norte: Tumbes, Piura y Lambayeque. En Ecuador, ya hay 14 personas muertas por las lluvias torrenciales y las provincias más afectadas son Chimborazo, Guayas, Los Ríos y Manabí.

A pesar de que, en general, los científicos descartan que lo que está sucediendo en estos momentos sea un fenómeno de El Niño, algunos modelos climáticos sugieren que El Niño propiamente dicho sí podría darse más tarde en este mismo año.

Según recogió BBC Mundo, la opinión de Rodney Martínez, director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen) en Ecuador, es que para estos científicos «lo que ocurre en Perú y Ecuador es un calentamiento anómalo en el Pacífico oriental que ocasiona lluvias por encima de lo normal. Pero no es reconocido como un Niño. Es un fenómeno muy localizado, muy de nuestra región».

Algunos de estos científicos a los que alude pueden ser los de la NASA, que están observando con detenimiento el estado del Océano Pacífico. El martes 14 de marzo, Bill Patzert, climatólogo del laboratorio de Propulsión Jet de la NASA en Pasadena, California, reveló imágenes tomadas por satélite Jason-3 y en ellas se aprecia un estado neutro en la mayor parte de los océanos de la Tierra, algo a lo que han dado el nombre de «La Nada». «La Nada» no es otra cosa que el fenómeno de «La Niña» pero rebautizado debido a lo poco que se han dejado sentir sus efectos.

Según explicaron desde la NASA, que el Niño vuelva o no a producirse depende de varios factores. Uno de ellos es lo que se conoce como la Oscilación Decadal del Pacífico, un patrón a gran escala y largo plazo de la temperatura del agua y de otros cambios en el Océano Pacifico.

Esta oscilación se produce entre dos fases, una cálida (llamada positiva) y otra fría (llamada negativa) a intervalos irregulares de entre 5 y 20 años. Estas fases afectan al tamaño y frecuencia en el corto plazo de El Niño y La Niña. En su fase positiva, intensifica El Niño, y en su negativa, a La Niña. El último cambio de fase se produjo en 2014, cuando se volvió fuertemente positiva y se ha mantenido así durante 37 meses.

Según Patzert, observar lo que ha ocurrido durante los tres años desde el cambio de fase de la Oscilación en 2014 da algunas pistas de por qué El Niño de 2015-16 fue tan grande y duró tanto y por qué La Niña de 2016 fue tan pequeña. Sin embargo, y a pesar de las teorías que se postulan, existen muchas preguntas todavía. El mismo Patzert dice que «Como saben todos los investigadores de El Niño, no hay dos episodios de El Niño o La Niña exactamente iguales». Es por ello que los científicos de la NASA seguirán monitoreando el Pacífico para ver que tratar de pronosticar qué sucederá en el clima del mundo en los próximos meses y así ir dando fuerza a algunas aseveraciones y restándosela a otras.

Desde la agencia meteorológica de Japón, comunicaron que a su juicio existe un 40% de posibilidades de que este año se produzca un fenómeno de El Niño entre la primavera y el verano. Estas posibilidades parecen aproximarse al argumento de Rodney Martínez, que explica que «Todo lo que pasa el Pacífico oriental afecta la presión atmosférica en todo el Pacífico y contribuye a una potencial evolución hacia un Niño. No se observaba esta intensidad (en el calentamiento del Pacífico) desde hace 18 años. Es un calentamiento inusual, poco esperado y fuerte en la parte norte».

A pesar de todos los avances tecnológicos, el clima sigue siendo algo muy difícil de predecir debido a todas las variables involucradas. El momento actual parece no dar señales claras que permitan pronosticar la proximidad de un fenómeno de El Niño, de ahí la incertidumbre acerca de si se producirá o no y de si El Niño costero es o no una influencia determinante. Pero a pesar de que no podamos saber qué ocurrirá, el lado bueno de todo esto es que los datos que se reunan serán de mucha utilidad a futuro.