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Spotify sorprendió a propios y extraños con su impresionante salida a bolsa. Sin embargo, la euforia no ha durado demasiado y la compañía ha experimentado una caída considerable tras el reporte de incremento en las suscripciones de un 45% el trimestre pasado.

Este número parece haber sido insuficiente para los inversores, que penalizaron con una caída en las acciones de hasta el 11% a la compañía el día después de que esta diese a conocer que se había alcanzado la nada despreciable cifra de 75 millones de usuarios premium durante el trimestre anterior.

De esta forma, las acciones bajaron hasta los $ 151,11 en la mayor caída dentro del mismo día que había experimentado hasta el momento. Y, al escribir estas líneas, a pesar de los intentos de remontada, la acción ha bajado hasta los $ 150. Esto deja por delante un panorama un tanto oscuro para Spotify y, sobre todo, algunas incógnitas acerca de la volubilidad de los inversores.

Estúpido mercado

No lo decimos nosotros, lo dice el director financiero Barry McCarthy, entrevistado por Bloomberg: «A veces el mercado se vuelve estúpido y sólo negocia con su propio ímpetu». Pero, ¿a qué vienen estas palabras?

Pues la respuesta es sencilla: a que Spotify no ha incumplido nada que no haya dicho antes. El incremento en el número de suscriptores coincide con las proyecciones que la compañía presentó en su momento. Es decir, que no es nada que no se supiese. Y aun así, no ha sido el crecimiento que esperaban los accionista a pesar de que era precisamente el que les habían dicho.

Como ya dijimos, el entorno en el que se encuentra Spotify no es sencillo. A pesar de su crecimiento y su popularización, a pesar de ser considerada como la empresa que abrió camino a la adopción masiva del streaming y contribuir de manera positiva a la revitalización de la industria de la música, Spotify pierde dinero. En su último trimestre, experimentó una pérdida operativa de 49 millones de dólares sobre unas ventas de casi 1.140 millones.

De todas formas, las pérdidas no fueron tan pronunciadas como la mayoría de los analistas temían y Spotify ha mejorado sus márgenes de beneficio negociando con los titulares de los derechos de la música, y tiene previsto utilizar su creciente peso para negociar todavía mejores condiciones durante el próximo año. Según dijo McCarthy, las discográficas pagarán a Spotify por ayudarles a llegar mejor a los oyentes potenciales.

Sin embargo, y a pesar de su buen trabajo y de haber explicado con claridad el entorno problemático en el que está situada, los inversionistas parecen ahora decepcionados ante unas expectativas que, quizá, solamente estuvieran en su cabeza.

¿Alguna hipótesis más allá de esa «estupidez» citada por McCarthy? Pues tal vez que se esté viendo con preocupación que el crecimiento de la aplicación musical de Apple limite la popularidad de Spotify. Esto, unido al hecho de que Daniel Ek, CEO de la compañía, haya minimizado la amenaza de Cupertino, así como la de Amazon y YouTube, quizá no haya caído muy bien entre los accionistas, que parecen ser de natural asustadizos.

En cualquier caso, esperemos que se trate tan solo de un mal trago pasajero. Al fin y al cabo, la salida a bolsa todavía está muy reciente y sigue siendo temprano para especular cuál será el futuro en ella de la compañía. Quizá sea cuestión de acostumbrarse a este tipo de sustos, porque no sería de extrañar que sea la tónica para Spotify en su presencia en los mercados.