Normalmente asociamos el término «carrera espacial» a la competición por llegar al espacio hecha entre diferentes países. Sin embargo, existe otra carrera espacial: la que están corriendo empresas privadas.

El exitoso lanzamiento del Falcon Heavy, que puso al Tesla Roadster de Elon Musk en el espacio, ha servido de acicate para que los rivales se pongan las pilas a la hora de mejorar sus propios cohetes. Y el principal rival que le plantará cara a SpaceX es una compañía formada por dos gigantes de la industria aeroespacial, Boeing y Lockheed Martin: United Launch Alliance, ULA.

ULA no es una empresa nueva ya que se formó en 2005. Sin embargo, los focos han vuelto a ponerse sobre ella porque pretenden enfrentarse al Falcon Heavy con su propio cohete reutilizable al que han bautizado como Vulcan.

Según declaró Tory Bruno, CEO de ULA, Vulcan volará por primera vez dentro de 2 años, a mediados de 2020. El objetivo es que su precio sea inferior a los 100 millones de dólares, alejándose así del cohete más grande de la compañía, el Delta IV Heavy, que cuesta 350 millones por lanzamiento en parte porque no es reutilizable.

Diferenciándose de SpaceX

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Hasta la aparición del Falcon Heavy, el Delta IV Heavy era el cohete operacional más poderoso del mundo, capaz de enviar a órbita terrestre baja una carga útil de entre 20 y 30 toneladas. Pero la nave de SpaceX le quitó el puesto con sus más de 60 toneladas de capacidad de carga, lo cual unido a su precio mucho más bajo (90 millones) ha hecho que la compañía de Elon Musk sea una opción más atractiva a la hora de enviar cosas por encima de nuestras cabezas.

Bruno explicó que el Vulcan es «modular, por lo que se pueden agregar impulsores de cohetes sólidos para aumentar su tamaño». Esto significaría que, en algún momento, podría incrementar su capacidad de carga útil, que por ahora se cifra en 40 toneladas, quedándose de nuevo por detrás del Falcon Heavy.

Sin embargo, se pretende hacer a Vulcan competitivo es por medio de otras diferencias. Una de ellas es la etapa superior del cohete. Falcon Heavy utiliza como combustible un queroseno RP-1 de grado cohete, el cual puede congelarse en el espacio tras de unas pocas horas. La etapa superior de Vulcan utilizará oxígeno e hidrógeno criogénico, que son más resistentes a las temperaturas del espacio.

Esta etapa, cuyo nombre es Etapa Evolutiva Criogénica Avanzada o Etapa ACES (por sus siglas en inglés), tiene también otra distinción especial: puede dejarse en órbita durante meses o años y ser reabastecida en algún momento, en lugar de ser desechados.

Según explica Bruno, «Eso hace que sea práctico reabastecerlos de combustible en el espacio y utilizarlos para otros fines, o simplemente usarlos como un transbordador para que se desplacen (…). Eso va a cambiar completamente cómo vamos al espacio y lo que hacemos allí».

Desde ULA tienen en verdad una visión ambiciosa, como lo demuestra Bruno al decir que «No es sólo ahorrar un poco de dinero del costo del servicio de lanzamiento. Esto podría convertirse en un sistema de transporte que permita la actividad económica entre aquí y la Luna y entre los asteroides».

Así se recuperará el motor

Al margen de esto, otra diferenciación adicional se encuentra en la recuperación de las partes del cohete. En este caso, se han centrado en recuperar el motor del lanzador, que es lo más caro. Para ello, han desarrollado un método es bastante curioso.

Una vez que el paquete del motor se separe, se inflará una especie de cáscara aeroespacial para ayudar a orientarlo para un reentrada de alta velocidad. La cáscara también aislará a los motores del intenso calor generado por el descenso a través de la atmósfera terrestre a miles de kilómetros por hora.

Luego, un paracaídas delgado permitirá que el motor descienda hasta el suelo, pero contará con algo de ayuda. Usando una técnica pionera en la década de 1960, será enganchada desde arriba por un gran helicóptero. Sí, al estilo de como escapa Batman en la película «The Dark Knight». En el siguiente vídeo puede verse una recreación del sistema en cuestión:

Una carrera muy competitiva

Aunque Vulcan despegaría en 2020, se espera que la etapa ACES se estrene en 2023 o 2024, siguiéndole poco después el motor «recuperable». Para abrir camino a este cohete, el Delta IV Heavy se jubilaría a principios de la próxima década.

Estando como está Elon Musk «on fire» tras el éxito del Falcon Heavy, esto puede suponer mucho tiempo para ULA, sobre todo porque SpaceX está trabajando en una etapa superior criogénica que puede competir con ACES.

De hecho, Musk se ha mostrado muy seguro de lo que es capaz de hacer su compañía. Bueno, no. A decir verdad, de lo que se ha mostrado seguro es de lo que no es capaz de hacer ULA: dijo que se comería su sombrero «con mostaza» si Vulcan «vuela una nave espacial de seguridad nacional antes de 2023».

Pero Musk no es el único competidor que enfrenta ULA. Otro jugador, discreto por ahora, es ese hombre que también parece querer meterse en todas partes, Jeff Bezos. Su compañía aeroespacial, Blue Origin, está desarrollando y construyendo sin aspavientos un enorme sistema de cohetes reutilizables llamado New Glenn.

Así que, como vemos, a pesar de las dificultades económicas que enfrenta la NASA, las cosas en el sector privado están de lo más animadas. Está por ver si ULA y Blue Origin podrán seguir el ritmo de SpaceX, cada vez más vertiginoso. Pero en cualquier caso, está claro que el sector espacial está viviendo un presente y un futuro a mediano plazo muy emocionante y cargado de innovación.