Como toda plataforma que se precie de serlo, Facebook está en constante evolución. Y aunque a la mayoría nos pillan por sorpresa los cambios que introducen, lo cierto es que estos se prueban previamente con un pequeño porcentaje de usuarios. En muchas ocasiones, estas modificaciones no tienen mucha difusión, pero una de las pruebas más recientes se ha regado como la pólvora: un supuesto botón de «No me gusta».

En realidad, no se trata de un botón «No me gusta» tal y como lo entendemos; es decir, el opuesto al consabido «Me gusta». Es un botón de «downvote» para comentarios. El término es difícil de traducir, así que mejor dejarlo en el inglés original.

Cualquiera que esté familiarizado con agregadores como Reddit o Menéame conoce el «downvote». Se trata de un mecanismo que permite marcar un comentario de forma negativa. Pero no es una simple reacción sin ninguna consecuencia (más o menos como las del mismo Facebook), sino que el comentario que lo reciba verá reducida su exposición ante el resto de los usuarios.

Cuando un mensaje en Facebook tiene muchos comentarios, los algoritmos de la red social se encargan de clasificarlos por el número de respuestas e interacciones. Lo que hace el botón de «downvote» es desplazar los comentarios más abajo en esa clasificación, de forma que serán menos usuarios los que lo vean. O sea, como ocurre en Reddit o Menéame, como hemos dicho.

Supuestamente, lo que permitiría el «downvote» es que la comunidad misma regule los comentarios, condenando al ostracismo a los irrelevantes o engañosos. En el caso de Facebook, tras pulsarlo, se le pide al usuario decir por qué votaron en contra del comentario, pudiendo elegir entre las opciones de ofensivo, engañoso y off topic. El autor del comentario no verá que esté ha sido marcado de esta forma.

Según explicaron desde la red social, es una herramienta pensada para ayudar a los algoritmos a decidir qué comentarios mostrar en la parte superior de la discusión. Si el sistema actual lo que hace es colocar allí aquellos que tienen más reacciones, en el caso de implementarse el «downvote», un comentario con muchas interacciones podría desplazarse hasta quedar prácticamente escondido si fuese marcado lo suficiente como negativo.

No olvidemos que esto tan solo es una función que está siendo evaluada por el momento. Solo le aparece a un pequeño porcentaje de usuarios y es posible que no pase de ahí. Todo depende de los resultados que se obtengan.

No, no necesitamos un «No me gusta».

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El botón de «Me gusta» es una de las exigencias que más eco ha tenido entre los usuarios de la red social. De hecho, puede verse la implementación de las reacciones como una forma de dar respuesta a lo que era ya prácticamente un clamor.

El hecho de que este «downvote» se difundiese por muchos canales como un «No me gusta» refleja que todavía hay bastante gente que considera las reacciones como insuficientes. Sin embargo, es muy difícil que en Menlo Park den el brazo a torcer en este tema. Sobre todo porque es muy posible que los que pugnan por un «No me gusta» es muy posible que no tengan claras cuáles podrían ser sus consecuencias.

El «Me gusta» es un elemento esencial para Facebook. Es uno de los principales parámetros que utiliza para determinar qué clase de contenido debe mostrarnos y de quién, además de cuando. Un «No me gusta», tal y como parece entenderlo mucha gente, debería hacer lo contrario: determinar que lo marcado como tal debe mostrarse menos o no mostrarse en absoluto.

En un entorno como el de esta red social, esto desataría un caos de malas prácticas. No tardarían en surgir las «granjas» de usuarios destinadas a ofrecer a empresas hundir a la competencia. Habría «guerras» entre tendencias políticas que dejarían en chistes lo ocurrido con la denominada intromisión rusa en las las elecciones de EE. UU. Y eso sin mencionar los casos individuales, en los que no sería de extrañar que la animadversión personal llevase a «agresiones» de «No me gusta» entre usuarios.

Si, no se puede negar que es un pronóstico un tanto apocalíptico al que se le podría poner límites de varias formas. Pero para Facebook representaría una complicación innecesaria que realmente a ellos (y posiblemente a los usuarios) no les aportaría nada positivo. Si se mira la experiencia de sitios grandes con sistemas que utilizan cosas del tipo «No me gusta», la aplicación de los votos negativos nunca está exenta de controversia, y en una red social del tamaño y volumen de uso de Facebook, dicha controversia escalaría de manera estratosférica.

De hecho, el «downvote» puede verse como una manera de «empoderar» (comillas irónicas premeditadas) al usuario para modular las conversaciones, consiguiendo así liberar a Facebook de responsabilidad al respecto, más o menos como ha hecho con el tema de identificar fuentes fiables. Y es que no hay nada inocente en ninguno de los movimientos de la red social.

Dicho todo esto, y considerando las consecuencias potenciales, lo cierto es que es muy posible que en realidad nadie quiera un botón de «No me gusta».