Imagina por un momento que vas a ese local nuevo de tatuajes que han abierto cerca de tu casa con la intención de hacerte uno en el brazo. Te reciben amablemente, te muestran el catálogo de imágenes de que disponen, eliges una y, al entrar a la parte trasera, lo que te encuentras ante ti es, ni más ni menos, que un brazo robótico como los usados en la industria automovilística preparado para dibujar en tu piel. ¿Seguirías adelante?

Esto que acabo de describir es algo muy hipotético y que nadie se planteaba en serio al menos hasta ahora, porque a nivel técnico, es posible hacerlo. Así lo demostraron los diseñadores franceses Pierre Emm y Johan da Silveira en un proyecto que fue parte de sus prácticas en Pier 9, un workshop en San Francisco auspiciado por Autodesk.

Este proyecto en realidad es la evolución de uno anterior que hicieron los mismos diseñadores junto con un compañero suyo de ENSCI Les Ateliers, Piotr Widelka. En ese otro proyecto, no era un brazo robótico el encargado de hacer los tatuajes, sino una impresora 3D modificada para cumplir ese propósito. En este vídeo podemos ver una demostración de su funcionamiento y de los resultados que obtuvieron.

El proceso de usar el brazo robótico para tatuar no es tan simple como ir al tatuador, elegir el dibujo y que se ponga manos a la obra. Primero, es necesario escanear en 3D el área a tatuar y después hay que «maquetar» la imagen seleccionada con un software especialmente diseñado para ello. Hecho esto, el último paso es uno de los más importantes: conseguir que la persona que se tatuará esté inmóvil. Completamente inmóvil. Y esa es la parte más difícil.

A eso hay que añadirle que «el cuerpo está lleno de sorpresas, no hay partes planas», tal y como declararon Emm y da Silveira a The Verge, que indicaron que adaptar el brazo para que trabajase sobre las superficies irregulares del cuerpo humano fue lo más difícil de conseguir a la hora de sacar adelante el proyecto. Y es que el mayor desafío en tareas robóticas es tanto la precisión como la sensibilidad del aparato, algo que se busca solucionar de diferentes maneras, como vimos en el caso de la cocina de Moley Robotics.
En el siguiente vídeo podemos ver al brazo robótico en acción, con breves muestras de lo que hacía la impresora 3D que usaron antes y las pruebas que realizaron en diferentes superficies hasta que, al final, realizan un tatuaje de una espiral en la pierna de un voluntario. Y es que, como es lógico, por el momento los tatuajes deben tener un diseño muy sencillo.

Esto que acabamos de ver en principio era tan solo un experimento para forzar los límites de la tecnología en un área donde es necesaria una gran precisión. Sin embargo, lo que comenzó como un experimento y un atrevido desafío, tal vez termine teniendo una salida comercial. En las mismas declaraciones mencionadas antes, los creadores, conocidos también como Appropriate Audiences, dijeron que ese no era el objetivo al inicio, pero «muchos de los tatuadores y de los estudios con los que hemos trabajado durante el proceso están impacientes por poner sus manos en estas máquinas».

¿Terminaremos viendo en un futuro ofertas de tatuajes hechos «a mano o a máquina»? Todavía es temprano para decirlo. Pero si llegase a ocurrir, tras haber visto esto ya no nos tomaría por sorpresa.