Una actualización en el telescopio con mayor resolución del mundo, situado en el observatorio solar de Big Bear en California, permite que ahora se puedan tomar fotografías de las tormentas solares con una calidad que nunca antes se había visto.

El sistema que utilizan para lograrlo es algo llamado «óptica adaptativa multi-conjugada» (una traducción más o menos literal del original «multi-conjugate adaptive optics» o MCAO). Lo que hace es, por medio de 3 espejos deformables, capturar la luz de diferentes altitudes en la atmósfera de nuestro planeta. De esta forma, se consiguen corregir algunos problemas de imagen que están relacionados con la temperatura.

La mejor forma de entender cual es el problema que se soluciona es recordando esas imágenes borrosas que vemos cuando miramos a través del humo caliente de los tubos de escape o el efecto que hace que parezca que las estrellas titilen. Ambas cosas son producidas por distorsiones de la luz. Mediante el nuevo sistema MCAO, se consigue evitar tales distorsiones, obteniendo una imagen más nítida de la actividad solar, la cual es también tres veces más amplia que lo que se podía conseguir antes: las cámaras del sistema graban a 2.000 fotogramas por segundo y son capaces de abarcar manchas solares de hasta 32.000 kilómetros de ancho.

La implementación de la MCAO abre las puertas a nuevas vías de investigación. Según le contó a Digital Trends el profesor de física del New Jersey Institute of Technology, Philip Goode,«En grandes erupciones [solares], los eventos explosivos parecen ocurrir simultáneamente en muchos lugares del campo de visión porque con la reconstrucción post-facto de la imagen la cadencia de tiempo es de varios segundos. Por primera vez, podemos estudiar estos eventos con imágenes corregidas en un amplio campo con una sub-segunda cadencia de tiempo, y finalmente observar los procesos fundamentales a medida que ocurren». En importante señalar que al hablar de reconstrucción post-facto, Goode se refiera a la práctica de combinar cientos de imágenes para obtener un campo de visión corregido más amplio.

Pero a pesar de los buenos resultados obtenidos hasta ahora, Goode aclara que por el momento no está más allá de lo que podríamos denominar como un modo demostración. Aún son muchas las cuestiones que se deben resolver para optimizar el sistema y así poder ponerlo en funcionamiento de manera regular: «Lo siguiente es construir e implementar un perfilómetro en tiempo real para medir la turbulencia atmosférica como una función de la altitud para ayudar a optimizar las altitudes de conjugación de los espejos deformables».

Es decir, que todavía tienen por delante pruebas y más pruebas hasta dar con la combinación ideal de sensores y espejos que permitan obtener el mejor resultado. Pero no por ello hay que desestimar el avance, ni mucho menos. Todo empieza por algún sitio y sin duda no pasará mucho tiempo hasta que tengamos de manera definitiva un sistema que nos muestre las tormentas solares no solo como nunca antes sino también como nunca las habíamos imaginado.