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Si hay algo de lo que sabe Apple es de pantallas táctiles. Al fin y al cabo, sus principales ingresos provienen de ellas: iPhones, iPads, Apple Watchs… Quizá sea por eso que el hecho de que sus computadoras, tanto portátiles como de escritorio, no vengan con ella más allá de la pequeña Touch Bar es una ausencia clamorosa para muchos usuarios.

Y no es solamente porque Apple se haya terminado convirtiendo en sinónimo de «táctil», sino que cada vez son más los productos de la competencia que sí las incorporan. Y al paso que vamos, lo normal será que cualquier equipo, especialmente portátil, cuente con ella. Entonces, ¿por qué Apple no da el paso aunque sea en las MacBook?

Apple no suele responder acerca de las ausencias en sus productos, y cuando lo hace es a regañadientes. Pero en este caso, Craig Federighi, vicepresidente senior de Ingeniería de Software de la compañía, hizo un comentario al respecto en una entrevista con Wired. Allí dijo que ellos no estaban por la labor de poner pantallas táctiles en los PC y añadió la razón:

«Realmente creemos que la ergonomía de usar un Mac es que tus manos están apoyadas en una superficie, y que levantar tu brazo para mover una pantalla es algo bastante fatigoso».

¿Ergonomía? ¿Así de sencillo? Pues sí. Y la verdad, tiene sentido. Por un lado, lo que Federighi dice es verdad: estar trabajando con un teclado y un ratón (aunque sea el incorporado en una portátil) y tener que estirar el brazo hasta la pantalla es molesto y, si tienes que hacerlo muchas veces, cansado. A lo mejor, para algunas tareas muy específicas (ninguna de las cuales me viene a la mente ahora) puede resultar útil, pero para el trabajo más habitual, no es precisamente algo práctico.

Al margen de esto, hay que contar con otros aspectos relacionados. Por ejemplo, la interfaz. Los elementos de la interfaz de un programa suelen ser pequeños, sobre todo cuando el programa en cuestión es muy complejo, y por lo tanto son difíciles de tocar con el dedo (a menos que uses un stylus, claro). A esto hay que añadirle cosas como que, por muy interesante que resulte para ciertos asuntos, en el caso de las portátiles una pantalla táctil hace que la pantalla en sí misma sea más gruesa cuando ahora se está buscando todo lo contrario y, además, afecta al rendimiento de la batería.

Por último, tampoco hay que dejar al margen que hay equipos, especialmente con Windows, que permiten alternar entre un modo tablet y un modo escritorio, pero pasar entre ellos no es tan fluido como debería ser y supone una cierta barrera para el uso continuo y habitual de ese modo.

Por lo tanto, y si lo analizamos profundizando en los pequeños detalles, la decisión de Apple es lógica. A pesar de haberse extendido entre muchos otros equipos, la pantalla táctil en portátiles (y que decir en escritorio) no es una característica que sea demandada por el público, sino más bien una que está ahí para añadirle valor a la oferta, sea o no sea útil.

Para Apple, apostar por la pantalla táctil significaría renunciar a otras características que ellos consideran más importantes y que de cara al público han forjado la imagen actual de sus equipos, la delgadez y la duración de la batería entre otras cosas.

¿Esto quiere decir que no veremos jamás una pantalla de estas características en una Mac? En principio, hay una gran probabilidad de que así sea. Ahora bien, si lanzasen un equipo con una, tampoco sería la primera vez que se contradijesen: en Apple tienen experiencia en decir continuamente «No» para, un buen día, decir «Sí» y encima convencer de que han estado diciéndolo siempre.