Hay ocasiones en las que el ahorro no es una opción a considerar, sino una obligación que cumplir. Y aunque en esos momentos no se nos pase por la cabeza, también puede ser la inspiración de la gran idea que nos saque de la situación difícil por la que estemos pasando.

Eso fue lo que le pasó a Ryan Hudson que, tratando de ahorrarse dinero en una pizza para sus hijos, terminó teniendo una idea que sería el germen de Honey, una startup que ha reunido 40 millones de dólares en inversión y ahora cuenta con un equipo de más de 100 personas.

Según contó Hudson a Business Insider, hace unos años estaba pasando por una mala época. Hacía poco que había tenido que recortar gastos por un valor de $ 200 y estaba plenamente sumergido en una mentalidad de ahorro que, cuando entró a Internet para pedir una pizza para sus hijos, le llevó a pensar lo bien que le vendría contar con un cupón de descuento de aunque fuese 1 dólar. Un cupón que, por otra parte, sabía que existía disponible para cualquiera en alguna parte pero que era imposible para él localizarlo en esos momentos.

Posiblemente fue la frustración de no poder encontrar ese cupón lo que hizo que una idea germinase en su cabeza. Cuando los niños se acostaron, Hudson se puso a trabajar y construyó un prototipo de extensión de navegador que sirviera para solucionar ese problema: encontrar cupones de descuentos. Así, como suele ocurrir con muchos emprendimientos cuyo primer objetivo es solventar un problema personal, nació lo que luego terminaría siendo Honey.

Cuestión de tiempo

reloj y plantas a su lado

Honey terminó naciendo unos meses más tarde cuando Hudson se unió a George Ruan para construir la versión definitiva de la extensión. De esta manera, entre ambos terminaron de pulir sus funcionalidades para conseguir su objetivo: encontrar y mostrar cupones de descuento cuando un usuario está comprando en línea.

Durante dos años y medio, Hudson y Ruan intentaron convencer a inversores para que pusiesen dinero en la extensión. No lo consiguieron. Al fin y al cabo, el interés de los consumidores se había trasladado al entorno móvil y era difícil que nadie viese que algo como una extensión tuviese alguna forma de conseguir dinero.

Sin haber logrado que Honey despegase, Hudson entró a trabajar como gerente de producto en una empresa de tecnología publicitaria. Sin embargo, al mismo tiempo Ruan y él siguieron trabajando en la extensión, mejorándola y dándole mantenimiento. Y al mismo tiempo que lo hacían, la extensión fue popularizándose por medio del boca a boca y los usuarios crecieron cada vez más.

Fue durante este proceso que se dieron cuenta de como monetizar la extensión: relacionarse con los vendedores, pues al fin y al cabo el servicio es tan beneficioso para ellos como para los compradores. A partir de ahí, Honey creció mucho más y empezó a recibir inversión.

¿La lección? Si tiene valor, sigue adelante

sombra de dos personas trotando

Según contaron en LA Times en octubre, Honey ha conseguido reunir 40 millones de dólares en inversión. Por su parte, Hudson afirma que hoy por hoy la extensión es rentable, pero no revela ninguna cifra.

En este año, Honey ha conseguido que sus usuarios se hayan ahorrado un total de más de 170 millones de dólares mediante la ubicación de cupones de descuento. La extensión automáticamente encuentra y aplica cupones en más de 21 mil tiendas, y los usuarios pueden ganar recompensas en más de 3.700 de ellas.

Actualmente, Honey ha sido descargada más de 5 millones de veces en Chrome, Safari, Firefox y Opera. Y, como dijimos al inicio, detrás hay un equipo que ha superado recientemente las 100 personas.

De la historia de este servicio se puede extraer una lección muy valiosa: si crees en que tu idea funciona, continúa adelante con ella. A lo mejor no podrás darle una dedicación del 100% de tu tiempo, como le pasó a Hudson, pero eso no significa que debas renunciar. Sobre todo porque si brindas un beneficio a los usuarios, lo mismo es cuestión de tiempo dar con la fórmula idónea como para rentabilizar tu proyecto y también para lograr el suficiente número de usuarios para hacerlo.

Y a esto hay que añadir un detalle importante: Honey no es una aplicación móvil, que tan de boga están, sino una extensión de navegador, lo que es algo bastante «pasado de moda». Pero funciona. Así que, cuidado con dejarse llevar con las modas: lo importante es conseguir una base de usuarios.