En muchas películas de ciencia ficción, los trajes de astronautas son más estilizados que los de la vida real, con un diseño menos aparatoso que permite moverse con más fluidez al tiempo que ocupan menos espacio, cumpliendo las funciones para las que fueron pensados. La ficción extrapola siempre de la realidad y si, en la realidad, la tecnología tiende a hacer todo más pequeño y más potente, pues es lógico que este principio termine aplicándose a toda visión del futuro que pretenda ser verosímil. E igual de lógico es que, tarde o temprano, se acabe alcanzando esa visión planteada por la ciencia ficción. Y eso es de nuevo lo que se acaba de conseguir de la mano de Boeing.

A finales de enero, Boeing presentó su nuevo traje para los astronautas de la CST-100 Starliner, que es la nave espacial diseñada por la empresa en colaboración con Bigelow Aerospace para la NASA y cuya misión será la de transportar a la tripulación a la Estación Espacial Internacional y a otras posibles estaciones orbitales privadas similares. Y como se puede ver en las imágenes, tiene un diseño elegante y está lejos de la aparatosidad a la que estamos acostumbrados desde la mitad del siglo pasado.

Desde Boeing lo califican como «minimalista» e «innovador» y explican que, como se puede imaginar con solo echar un vistazo, este traje les da mayor movilidad a los astronautas, siendo un 40% más ligero que los trajes anteriores. Como es lógico, están completamente presurizados y también son más frescos, brindando una mayor comodidad al tiempo que cumplen con su misión de proteger a sus portadores durante el lanzamiento y el regreso a la Tierra.

Cuenta con unos guantes que han sido pensados para que los astronautas puedan interactuar con las pantallas táctiles que tengan a bordo (supongo que usando un material especial que permita hacerlo). Las botas son transpirantes y antideslizantes y las cremalleras situadas en la zona del torso permite que se puedan sentar con más facilidad.

En cuanto al casco blando que se lleva sobre la escafandra, por llamarla así, incorpora un auricular para comunicarse tanto con las tripulaciones terrestres como con las espaciales. Dicho casco cuenta con una espuma sensible que hace más cómodo su uso y una banda craneal dura que brinda protección a la cabeza. Por último, vale la pena también señalar que la escafandra tiene un visor de policarbonato bastante ancho que permite contar con una mayor visión periférica que en diseños anteriores.

El nombre del traje es «Boeing Blue» y ha sido diseñado por la David Clark Company, que cuenta con décadas de experiencia diseñando, desarrollando, probando y evaluando ideas de trajes espaciales. Esta compañía también fue la diseñadora de los trajes para las naves Gemini y Apolo y para las misiones del transbordador. Para el proceso de diseño, contaron con el apoyo del veterano astronauta Chris Ferguson.

Hay que reconocerles que el producto final, más allá de lo funcional y efectivo que dicen que es (y no hay razón para dudar de que es así), permitirá no solamente que los astronautas sobrevivan con más comodidad fuera de nuestro planeta, sino también que consigan hacerlo con estilo.

Imágenes: Boeing