¿Son los usuarios de la MacBook Pro importantes para Apple?

La MacBook era antes uno de los productos insignia de Apple. Era una computadora que mimaban, a la que dedicaban recursos y esfuerzos y de la que se sentían evidentemente orgullosos. Incluso marcaba el rumbo que seguirían sus competidores en el segmento de las portátiles.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, muchos usuarios tienen la percepción de que a los de Cupertino les ha dejado de interesar este equipo. Sus acciones o falta de las mismas es lo que lleva a pensar eso. Son equipos que no tienen grandes actualizaciones: la nueva touchbar, que vendieron en su presentación siguiendo su estilo de que es una gran innovación revolucionaria, ha sido decepcionante para muchos. Y, a pesar de ello, son laptops que no solo mantienen un alto precio sino que incluso lo incrementan. A primera vista, se podría decir que las MacBooks ya no les interesan a sus creadores.

Pero, ¿cuál podría ser la razón? ¿Se está convirtiendo Apple en una compañía solo de teléfonos, o de dispositivos de la era post-PC, por usar su terminología? Debido a que son su mayor fuente de ingresos, se podría decir que sí. La MacBook Pro tiene una presencia que es relativamente pequeña en el gran pastel del dinero que gana Apple. No es testimonial, pues parece ser que ronda en torno al 10%, pero es posible que para esta Apple post-Jobs, esos ingresos no sean lo suficientemente relevantes como para invertir esfuerzos en ellos.

En Hipertextual se hicieron eco de una noticia de Bloomberg donde un analista conocido por las filtraciones de Apple, Mark Gurman, daba a conocer cuál era la situación interna de la compañía. Según él, las MacBook Pro podrían haber tenido mejores prestaciones y más puertos USB. Pero la presión del departamento de marketing para que el equipo estuviese disponible para la campaña de Navidad hizo que incluso no se llegase a integrar una nueva tecnología que mejoraba la duración de la batería.

Esto nos lleva a pensar que Apple se ha convertido en una compañía convencional, en la que los números y las ventas son las que llevan la voz cantante, no una misión, un objetivo final, una vocación de ofrecer el mejor producto posible. Tampoco nos engañemos, Cupertino no ha sido la sede de un grupo de locos altruistas que trabajaban en una cueva para traernos las mejores computadoras del mundo: el dinero siempre ha importado, pero por lo menos sabían transmitir que eso no era lo que les guiaba. Y todos compraban esa idea.

Un problema con un factor importante: las expectativas

Los productos de Apple siempre han sido magníficos. Realmente, de lo mejor que se podía y puede encontrar en el mercado. Cada Keynote era esperada con ansia porque se sabía que algo relevante se presentaría en ella. Ahora, se extiende la percepción de que a las Keynotes más vale temerlas, porque ya no podrán satisfacer las altas expectativas de los más fieles.

Hay que reconocer que aquí también existe un problema de eso, de expectativas. Apple es una de las compañías más escrutadas del mundo por parte de los medios. Escrutadas y juzgadas: todo lo que hacen es cuestionado y sometido a análisis inmediatistas que, sin duda, han de ejercer algún tipo de presión. A la vez, los mismos medios alimentan las expectativas de los fanboys con todo tipo de noticias minúsculas, rumores y elucubraciones.

La actitud de Apple frente a esto siempre ha sido pasiva. Su inacción era debida a que alimentaba su leyenda, la magnificaba y hacía acorde con la imagen que deseaba transmitir: la de que era una empresa diferente. Ahora, esa imagen se ha roto, o se está resquebrajando, y lo que jugaba a su favor, ahora juega en su contra.

¿Qué pensamos todos al hablar de una empresa? Que está para hacer dinero sobre todo. Por eso Apple parecía realmente diferente: porque daba la impresión de que eso no era su motivación final. De hecho, ya habló sobre este tema Steve Jobs en una conferencia, mencionando las prioridades que debía tener la empresa y por qué sufrió la crisis que sufrió en los noventa, cuando él no estuvo.

Esta MacBook Pro, por lo tanto, está contribuyendo a rasgar la foto que teníamos de los de Cupertino. Da la impresión de lo que se busca es sacar un poco más de plata a sus usuarios más fieles y a otros que todavía se sienten atraídos por la compañía. Pero al mismo tiempo, despierta las críticas más cuestionadoras acerca de su identidad y de la imagen que proyectaban al mundo.

Si no escuchar a sus críticos era antes una virtud, ahora van camino de que se convierta en un defecto. La Apple de Cook no es la misma que la de Jobs, y todos sabíamos eso. Pero que se esté convirtiendo en una empresa que prioriza por encima de todo los beneficios a costa de sus usuarios puede llevar a un lento declive, pero declive al fin y al cabo.