airbnb-hotel

Las diferentes empresas de economía colaborativa están siendo un dolor de cabeza para las compañías tradicionales de todo el mundo: allá donde va, Uber parece despertar todo tipo de conflictos y, también en el sector del transporte puerta a puerta, aquí en Ecuador hemos tenido (y tenemos) nuestra propia ración con Cabify.

Sin embargo, ni Uber ni Cabify son las únicas empresas de este tipo que generan enfrentamientos. Airbnb, el popular servicio de arrendamiento entre particulares, también cuenta con su grupo de enemigos. Entre ellos, uno muy poderoso: la industria hotelera de los Estados Unidos.

Agrupada bajo el paraguas de la Asociación Americana de Hoteles y Alojamiento (American Hotel and Lodging Association), esta industria tiene un plan. Y no, no hablamos de meras intenciones, sino de un plan articulado para frenar el desarrollo de Airbnb, el cual fue presentado a la junta de la asociación en dos documentos separados durante los meses de noviembre del año pasado y enero de este año.

En dichos documentos, que llegaron a las manos del New York Times, se explica tanto los progresos que se han realizado hasta el momento como las acciones que se planean llevar a cabo. Según el acta de la reunión del de noviembre, el plan tiene un «enfoque multinacional de campaña nacional a nivel local, estatal y federal».

 

Buscan que «jueguen todos con las mismas reglas»

Airbnb se creó en 2008 y, desde entonces, en torno a los 150 millones de personas han hecho uso de los más de 3 millones de alojamientos particulares en 191 países que están listados en el servicio. La compañía ha conseguido financiamiento por más de 3 mil millones de dólares y tiene una línea de crédito de mil millones más, según cuentan desde CB Insights. Además, está valorada en 30 mil millones y dentro de un año podría salir a bolsa.

Como muchas otras industrias en casos similares, la hotelera minimizó en principio el impacto que podía tener Airbnb en su actividad. Al fin y al cabo, ellos mueven más de 1 billón de dólares al año. Sin embargo, el daño que les ha causado ha terminando siendo palpable. No hasta el punto de ponerles al borde de la extinción, pero sí hasta conseguir reducir las ganancias de manera alarmante.

La actividad de Airbnb ha conseguido que se reduzcan los precios de los hoteles en muchos lugares, sobre todo en momentos que se consideran como temporadas «altas»: vacaciones, convenciones y otros grandes eventos. Es entonces cuando las tarifas por habitación suelen estar en su nivel más alto y, por lo tanto, es cuando se genera una parte significativa de las ganancias de la industria.

Ahora bien, desde la asociación hotelera dijeron que esto no tenía que ver en realidad con las ganancias, sino con que las operaciones de Airbnb se enmarcan dentro de la industria del alojamiento pero no está jugando con las mismas reglas. Es decir, las mismas acusaciones que se le hacen a servicios como Uber.

 

Aliándose con quien sea necesario

Las líneas generales del plan de la industria hotelera pasan por ejercer su enorme influencia entre políticos; o sea, hacer «lobbying». Pero no es el único elemento que se tiene en cuenta. Apuntan también a la colaboración con los fiscales generales de los estados para reducir el número de anfitriones de Airbnb.

Para lograrlo, se busca financiar estudios que demuestren que Airbnb está lleno de gente que en realidad lo que hacen es operar hoteles en edificios residenciales, destacando especialmente que, al hacerlo, no pagan los mismos que los hoteles y tampoco aplican las mismas normas de seguridad que estos están obligados a cumplir.

Estas acciones ya se han desplegado y se continuarán desplegando por todo el país, pero se concentrarán en los mercados más importantes. En ellos, se incluyen ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Boston, Washington y Miami. También, por supuesto, han empezado a ejercer presión en Washington.

Hasta ahora, de la mano de la directora ejecutiva de la asociación, Katherine Lugar, ya se han comenzado a forjar alianzas con políticos y con diferentes asociaciones vecinales y grupos que defienden el acceso a viviendas asequibles. Incluso han llegado a relacionarse con los sindicatos de los hoteles, con los cuales usualmente mantienen enfrentamientos acerca de muchos temas, para encontrar la forma de luchar contra Airbnb.

Poco a poco, la industria va ganando

A pesar de la potencia que tiene, Airbnb se está enfrentando a un enemigo muy poderoso que no está dudando en echar mano de todos sus recursos disponibles. Y que además, parece ir consiguiendo ganar terreno.

Según la asociación, han obtenido diferentes victorias legales y reglamentarias durante el año pasado en ciudades como Chicago, San Francisco y Los Ángeles, y en estados como Virginia, Tennessee y Utah. En estos estados se están aprobando leyes que restrinjan la actividad de la compañía.

Para este año, parece ser que desde la asociación quieren financiar más investigaciones en contra de Airbnb y, además, lanzar una campaña que será la piedra angular de su estrategia de comunicación. En ella, se mostrarán testimonios de personas afectadas por compartir sus hogares en el servicio y así ofrecer un contrapeso a la estrategia de la empresa de mostrarse como una aliada de la clase trabajadora.

La pregunta que surge ante esta ofensiva es si Airbnb podrá resistirla. Estados Unidos no es el único sitio donde se está encontrando con conflictos y tanto enfrentamiento terminará por pasarle factura. Ahora bien, si se trata de algo que finalizará con la desaparición no solo de la compañía sino incluso de la propuesta, es algo que solo el tiempo dirá.