La decisión que le costó $3.3 mil millones a Mark Zuckerberg en pocas horas

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Siguen todavía las aguas revueltas por la decisión que se tomó en Facebook acerca de reducir la exposición de los usuarios a las publicaciones de las páginas. Todavía no termina de estar claro qué impacto real tendrá, pero el mero hecho de comunicarla le pasó una gran factura a Mark Zuckerberg.

Una factura de $3.300 millones, concretamente. Y es que, tras el anuncio, las acciones de Facebook cayeron un 4,5%, lo que redujo la fortuna personal de Zuckerberg a $74 mil millones, perdiendo el puesto como la cuarta persona más rica del mundo y también gran parte del dinero que había amasado en lo poco que llevábamos de año hasta entonces: nada menos que $4.500 millones.

El mal trago le duró al bueno de Mark hasta el 18 de enero. Desde el 12 hasta el 17, las acciones de la red social no hicieron otra cosa que bajar, llegando a valer $117,9 cada una. Pero el 18 cambiaron las cosas y la empresa empezó a remontar en bolsa, llegando el 23 de enero incluso a superar el precio por acción que tenía tras esta pequeña debacle.

Al momento de escribir esto, Zuckerberg ha recuperado el cuarto puesto de los multimillonarios mundiales y su fortuna se estima en $78 mil millones. Pero durante varios días, seguro que el «pobre» estuvo sudando frío tras sus decisión.

Ahora bien, ¿a qué se debió todo esto?

Los motivos de la bajada y la subida de las acciones de Facebook

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No es nuestro propósito tratar de discernir las inescrutables decisiones de los mercados, pero a la luz de los datos parece que los accionistas han visto con buenos ojos los matices que se han venido introduciendo desde que Zuckerberg anunció la nueva política de Facebook. Así que hagamos un repaso rápido de todo lo que ha sucedido hasta ahora.

En los últimos tiempos, Facebook ha estado viviendo lo que podríamos denominar como una crisis de reputación. Los cuestionamientos acerca de los efectos que produce en sus usuarios han venido uno detrás de otro. Pero, además de ellos, había un asunto que no dejaba de colear: el tema de las noticias falsas o «fake news».

Después de que ganase Donald Trump las elecciones estadounidense y se probase que hubo una estrategia desplegada por el gobierno ruso para influenciar en ellas, muchos dedos acusadores apuntaron a la red social, acusándoles de no ejercer ningún tipo de control sobre las páginas que se dedicaban a difundir noticias falsas.

Con estas dos acusaciones flotando en el ambiente y ejerciendo presión, Zuckerberg anunció el 11 de enero uno de los cambios supuestamente más importantes de la red social en los últimos años. Se trataba de una especie de vuelta a las raíces: darían más visibilidad a los contenidos publicados por otros usuarios, restando exposición orgánica (es decir, sin pagar) a los contenidos de las páginas.

Aquello provocó un terremoto en Internet, que se llenó de artículos elucubrando, criticando o elogiando (aunque de estos había menos) el comunicado de Zuckerberg. Y el terremoto llegó a la bolsa, como hemos visto, haciendo que las acciones de Facebook bajasen considerablemente.

Días después, el 19 de enero, vinieron las matizaciones acompañadas de novedades, también por boca de Zuckerberg, o  mejor dicho dedos, pues las contó en un nuevo post en su cuenta personal. En él anunciaba dos cosas: que el descenso de visualización de noticias (o sea, publicaciones de páginas) en el News Feed se cifraba en un descenso que iría del 5% actual al 4% futuro y que iban a empezar a trabajar en que esas noticias provengan de fuentes confiables:

«Para asegurarnos de que las noticias que veas, aunque menos en general, sean de alta calidad, he pedido a nuestros equipos de producto que se aseguren de priorizar las noticias que sean confiables, informativas y locales. Y empezaremos la próxima semana con fuentes confiables.

»Hay demasiado sensacionalismo, desinformación y polarización en el mundo actual. Los medios sociales permiten a las personas difundir la información más rápido que nunca antes, y si no abordamos específicamente estos problemas, acabaremos amplificándolos. Es por eso que es importante que el News Feed promueva noticias de alta calidad que ayuden a crear un sentido común.

»La pregunta difícil con la que hemos luchado es cómo decidir qué fuentes de noticias son ampliamente confiadas en un mundo con tanta división. Podríamos intentar tomar esa decisión nosotros mismos, pero no nos sentimos cómodos con eso. Consideramos la posibilidad de consultar a expertos externos, que tomarían la decisión fuera de nuestras manos pero que probablemente no resolverían el problema de la objetividad. O podríamos preguntarle a ustedes —la comunidad— y hacer que su retroalimentación determine la clasificación».

Estas últimas palabras se traducían en una encuesta (como las muchas que hacen) acerca de la credibilidad de los medios. Dicha encuesta parece que ya está circulando e incluso se conocen cuáles son las 2 preguntas que contiene.

Lección: ten cuidado con lo que dices

Dadas las fechas de caída y alza de acciones, está claro que la primera reacción de los mercados fue de rechazo. Luego vino la remontada, pero poco a poco. Las aclaraciones posteriores de Zuckerberg terminaron por impulsar la valoración de la compañía, por lo que se puede desprender que fueron suficiente como para convencer a los mercados del movimiento que estaban haciendo.

Por lo tanto, se le podría reconocer a Zuckerberg que ha tenido la capacidad de sortear una crisis de cierta gravedad. Sí, se podría decir eso si no fuese porque ambas decisiones comunicadas por su red social parecen tener un cierto grado de improvisación y la segunda parece un parche para solventar la debacle provocada por la primera. Pero la verdad es que el mérito de corregir a tiempo y hacer de la necesidad virtud no hay que quitárselo.

Económicamente, Mark ha conseguido retomar el rumbo e incluso mejorarlo. Ahora queda por ver el impacto real que tienen sus medidas, en especial en los medios de comunicación. Más allá del dramatismo que se ha expresado en ciertos artículos, no lo sabremos al menos hasta dentro de unos meses, cuando se podrá hablar con algo más de propiedad.

Pero si algo queda claro de todo esto es que a día de hoy Facebook no puede realizar cambios a la ligera. Los mercados son conservadores por naturaleza y es posible que esto Zuckerberg lo haya aprendido (o recordado) tras este episodio por las malas.