Será en 2017 cuando la multinacional Telefónica ponga en marcha lo que ha denominado como la «cuarta plataforma», un sistema mediante el cual sus usuarios podrán controlar los datos que comparten cuando hacen uso de Internet.

Esta herramienta, cuya forma definida aún no se ha hecho pública quizá porque están trabajando en ella, permitirá que los clientes de Movistar puedan gestionar mejor su privacidad, especifícando qué datos comparten y cuáles no con las denominadas empresas OTT: Over-The-Top. Estas empresas son aquellas que utilizan Internet para desarrollar sus actividades pero que no cuentan con infraestructura propia de telecomunicaciones: es decir, Google, Facebook, Twitter, y prácticamente lo que podríamos denominar como todo el Internet comercial.

Según declaró el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, «Hemos decidido crear esta cuarta plataforma para recolectar toda la información de nuestros clientes, y hemos decidido que esa información le pertenece al cliente. Debe ser él quien decida qué hacer con ella y qué relación quiere establecer con los OTT».

Esta plataforma será completamente gratuita pues, según Álvarez-Pallete, no buscan hacer negocio sino fidelizar a los usuarios. De acuerdo a lo que se ha dicho, el control que tendremos será bastante granular. Por ejemplo, podremos decidir si compartimos o no nuestra localización con el servicio que nos lo pida, si permitimos conocer qué navegador usamos o cual es el modelo de nuestro teléfono, etc. Dada la ingente cantidad de datos a los que se suele tener acceso, habrá que ver como Telefónica consigue que su cuarta plataforma no solamente sea efectiva sino también usable.

La guerra contra las OTT

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Mientras que la visión que ofrece Telefónica acerca de su «cuarta plataforma» es una en la que se da un paso adelante hacia un mayor control del usuario sobre su privacidad, lo cierto es que también se puede hacer una segunda lectura: es un movimiento en contra de las OTT.

Desde hace tiempo, las operadoras en general han mantenido una guerra soterrada en contra de las OTT, que en ocasiones se ha hecho más evidente por medio de declaraciones de sus cabezas visibles. ¿Por qué? Según ellas, las empresas que operan a través de Internet sin contar con infraestructura propia se están aprovechando y obteniendo ganancias desmesuradas a costa de las operadoras.

Especialmente beligerante se mostró en más de una ocasión el anterior presidente de Telefónica, Cesar Alierta, que durante varios años no dejó de decir públicamente que empresas como Google deberían pagar por estar haciendo uso de su infraestructura, arremetiendo de paso en contra del concepto de neutralidad en la red.

Esta posición nunca ha gozado de mucho predicamento más allá de los propios afectados debido a que siempre se ha percibido como una manera de incrementar las ganancias ya considerables de las empresas de telefonía a costa del trabajo de terceros. Al fin y al cabo, Google, Facebook y demás pagan por estar conectados, al igual que también hacemos cada uno de nosotros.

Tomando estos factores en cuenta, si le añadimos el cambio que se realizó en la dirigencia de la multinacional, es inevitable ver la aparición de la «cuarta plataforma» como una estrategia para situar el combate contra las OTT en otros términos, usando a los usuarios como arma.

Muchas preguntas sin respuesta

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Sobre todo a raíz de las revelaciones de Edward Snowden, la preocupación por la privacidad ha aumentado en todo el mundo. Sí, es cierto: los usuarios seguimos aceptando con alegría todo término de servicio que nos ponen delante con tal de seguir usando nuestro sitio favorito. Pero el primer paso para cambiar cualquier cosa es siempre la concientización, y esta, aunque todavía no es absoluta, ya es mayor que en tiempos anteriores.

Usar esta preocupación de los usuarios como justificación para ofrecer un sistema que les dé más control sobre sus datos resulta un movimiento muy astuto por parte de Telefónica: hace uso de una inquietud legítima de los usuarios para implantar lo que no puede dejar de ser visto también como un arma con la que arremeter contra las OTT.

Ahora bien, surgen muchas preguntas en este tema. Por ejemplo, una vez implementada la plataforma, ¿cuál será la reacción de los usuarios? Muchos servicios y aplicaciones dicen requerir acceder a ciertos datos para poder funcionar. Si no pueden hacerlo, ¿ya no habrá manera de usarlos? Imagina que bloqueas el acceso a unos datos determinados a Whatsapp y que no puedas usarlo por ello: ¿le volverías a dar esos datos? Yo creo que lo que respondería la mayoría es que sí.

Otra pregunta: ¿esta plataforma será opcional o activará el bloqueo de transmisión de información por defecto? Y como he dicho antes ¿qué tan fácil será de usar? Porque este es un aspecto vital: cualquier control granular exige complejidad y minimizarla siempre es un reto.

Y por último, una cuestión más. Digamos que a Telefónica le sale bien la jugada y que las OTT empiezan a llegar a acuerdos económicos para saltarse la «cuarta plataforma» (cosa que dudo). ¿Dónde quedaría la legitimidad de la empresa que dice proteger a sus clientes pero que se olvida de ello en el momento en el que llega el cheque que tanto ansían?

En resumen, que ni es oro todo lo que reluce, ni Telefónica solo busca proteger a los usuarios de las malvadas OTT que trafican con nuestros datos, ni la «cuarta plataforma» es una herramienta maravillosa que nos devolverá un control que, realmente, nunca tuvimos. Pero, al mismo tiempo, tampoco hay que desdeñar que el papel que juegue este tira y afloja entre la operadora y las empresas también puede terminar redundando en favor de los propios usuarios.

Por ahora, solo tenemos muchas preguntas cuyas respuestas solo empezarán a aparecer cuando la plataforma se ponga en funcionamiento en 2017. Hasta entonces, todo será especulación pura y dura.