Apple siempre ha tenido el problema (aunque esta calificación depende de cómo se mire) de las grandes expectativas que se despiertan ante cualquier lanzamiento que vayan a hacer. Sin embargo, en esta ocasión las que se están despertando con el iPhone 8 parecieran ser más altas que en tiempos pasados.

Según la analista Katy Huberty, de la empresa Morgan Stanley, el iPhone 8 vendrá con las «características más significativas y las mejoras tecnológicas» más importantes de su historia, entre las cuales están su pantalla OLED, la carga inalámbrica y los sensores 3D para realidad aumentada, además de otras cosas que ya hemos ido mencionando por aquí en base a los rumores.

Son estas características citadas por Huberty las que la han llevado a afirmar que el iPhone 8 no se lanzará en septiembre, sino en octubre. Esto tendría dos consecuencias para Apple. La primera, que las ventas del iPhone 8 no se contabilizarían dentro del tercer trimestre de este año, lo que haría que este fuese más débil de lo que se está esperando en Wall Street.

Ahora bien, y vamos con la segunda consecuencia: el retraso serviría para impulsar las estimaciones de ventas para 2018, haciéndolas más altas. De acuerdo al pronóstico de Huberty, Apple tendría un trimestre final de 2017 y uno de inicio de 2018 muy buenos.

Huberty menciona otro elemento que hay que tener en cuenta: además de las características con que vendrá este modelo, existe una acumulación de usuarios actuales de iPhone que están a la espera de un nuevo modelo que les resulte convincente para así actualizarse a él. Ella lo ha denominado un «superciclo» de ventas que no ha sido considerado en las estimaciones de otros analistas.

Análisis de este tipo llevan a alimentar la expectación existente ante el próximo iPhone y eleva la presión sobre Apple. No hay razón para pensar que en Cupertino no se han trabajado (y se están trabajando) duramente el iPhone 8, pero también podría ocurrir que las expectativas terminasen por dispararse tanto que luego no se pudiesen alcanzar de ninguna manera. Por suerte, cada vez queda menos para saber qué es lo que ocurre.