El viernes pasado, salió en Wikileaks una nueva filtración de documentos con miles de correos del partido demócrata de EE. UU. En ellos se revelaba que miembros del Comité Nacional Demócrata favorecieron a Hillary Clinton en desmedro de Bernie Sanders para que pudiese alcanzar la candidatura a la presidencia por dicho partido.

Como en toda filtración de estas características, aparte de medir las consecuencias que puede tener, uno de los primeros pasos que dan los afectados es tratar de encontrar al culpable. Y en este caso, las miras han apuntado casi todas en la misma dirección: Rusia. Y no hablamos de meras especulaciones salidas de las mentes calenturientas de políticos, sino de opiniones de expertos que han encontrado evidencias que señalan en esa dirección.

Uno de los indicadores que apuntan a Rusia es que al menos uno de los grupos de hackers que atacaron al comité demócrata detuvo sus operaciones durante el periodo de vacaciones en ese país. Además, de acuerdo un informe (PDF) a la compañía de seguridad FireEye, sus horas de trabajo estaban enmarcadas dentro del huso horario ruso.

Otro indicio es que, según un experto en seguridad, han dejado una huella electrónica que, de tan evidente, parece que fue a propósito: una firma en cirílico, el alfabeto que se usa en el ruso.

Al margen de estos detalles que se han hecho públicos, un amplio espectro de expertos ha concluido, en base a evidencia forense, que fue el trabajo de agencias de inteligencia rusas a través de unos grupos proxy conocidos como COZY BEAR o APT 29, y FANCY BEAR o APT 28. Así también lo afirma en su blog la empresa de seguridad Crowdstrike, contratada por el comité demócrata, donde cuentan que tienen mucha experiencia con estos actores y que los conocen bien. Además, según la empresa, uno de estos dos grupos consiguió en el pasado acceder a la Casa Blanca y al Departamento de estado.

A este historial mencionado por Crowdstrike, se añaden las declaraciones del director nacional de inteligencia, James Clapper, junto con las de otros oficiales del mismo cuerpo, que dicen que ya antes han visto evidencia de que hackers extranjeros, algunos incluso patrocinados por estados, estaban espiando a los candidatos estadounidenses a la presidencia, unos ataques que consideran que se van a ir volviendo algo más común con el paso del tiempo.

Ahora bien, ¿qué saca Rusia de la difusión de estos correos? Según deduce gente vinculada con Hillary Clinton, es una maniobra para interferir en las elecciones apoyando a Trump. Así piensa el administrador de la campaña de Clinton, Robby Mook, que dice que, según le han informado expertos en el tema, esa ha sido la motivación final de la filtración. Mook no cree que haya sido una coincidencia que los correos se revelasen en la víspera de la convención demócrata, lo cual le parece preocupante.

Pero claro, esto provoca otra pregunta: ¿por qué Rusia iba a buscar apoyar a Donald Trump? Tal vez porque cree que si Trump alcanza la presidencia, haya una mejora en las relaciones entre ambos países. Como explican desde El País, Trump se ha manifestado como admirador de Putin e insinuó en algún momento que, en el caso de un ataque a un aliado de la OTAN por parte de Rusia, unos Estados Unidos bajo su presidencia no se sentirían obligados a defender al agredido. Además, el jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, ejerció como consultor con el antiguo gobierno prorruso de Ucrania.

Para el almirante James Stavridis, que lideró la OTAN desde 2009 hasta 2013, este robo de información es exactamente el tipo de cosas que los piratas informáticos rusos pueden hacer, que se supone que deben hacer, y que son utilizadas por Putin y sus ayudantes. «Es bien sabido que el Kremlin utiliza hackers rusos para varios tipos de misiones» declaró a NBC News. «Es bien sabido que Rusia posee ese tipo de capacidades. Y ciertamente parece sensato asumir que los rusos prefieren tener a Trump en la presidencia en lugar de a Clinton».

A pesar de todos estos comentarios, hay algo que quienes los emiten no tienen más remedio que admitir: probar una conexión directa entre el robo de los correos y el gobierno ruso es prácticamente imposible. Este, por su parte, no se ha quedado callado. El canciller ruso, Serguei Lavrov, presente esta semana en una cumbre regional en Laos, negó el martes la participación de Rusia en este asunto cuando, al ser preguntado por un periodista, respondió «No me gusta usar obscenidades». La embajada rusa en Washington fue más contundente, calificando en un nota de prensa las acusaciones como inapropiadas, infantiles e infundadas.

¿Ha sido entonces Rusia la culpable de la filtración? Eso es algo que es muy posible que no lleguemos a saber jamás a ciencia cierta. Desde luego, si esperamos que desde Moscú lo admitan, podemos esperar sentados. Otro tema diferente es si tendrá efecto en las elecciones estadounidenses. Por ahora, a pesar de lo revelado en las filtraciones, los demócratas han mantenido prietas sus filas, Bernie Sanders incluido, que ha dejado el escándalo a un lado para apoyar la candidatura de Hillary Clinton.
Imagen: MARIAJONER