«Año nuevo, vida nueva» que reza el dicho. Y nunca mejor empleado que ahora, pues resulta que en este 2017 tenemos un nuevo órgano en nuestro cuerpo: el mesenterio.

No, no es que 2016 haya sido tan malo que todos hayamos mutado para sobrevivir. En realidad se trata de una parte de nuestro cuerpo que ya se tenía localizada pero que no se consideraba como un órgano diferenciado del resto, sino como tan solo una parte del sistema digestivo. De hecho, era conocida desde hace mucho tiempo, pues una de sus primeras descripciones fue realizada nada menos que por Leonardo da Vinci en el siglo XV.

Desde entonces hasta ahora, el mesenterio se había considerado como una estructura fragmentada compuesta de partes separadas y se le daba la importancia justa; es decir, ninguna. Sin embargo esto ha cambiado a raíz de unas investigaciones realizadas en la Universidad de Limerick, en Irlanda, encabezadas por J. Calvin Coffey.

Cómo es este nuevo órgano y cuál es su función

El mesenterio es un doble pliegue del peritoneo (el revestimiento de la cavidad abdominal) que une nuestro intestino a la pared de nuestro abdomen y que mantiene todo fijado a donde debe estar, aunque su función exacta, si es que tiene otra diferente a esta, aún quedaría por determinar. Como se ha dicho antes, se pensaba que era una estructura fragmentada, pero las investigaciones realizadas por Coffey y sus colegas han demostrado que no es así, sino que se trata de una estructura continua.

Los estudios de Coffey provienen de 2012, año en el que ya se mostró mediante detallados exámenes microscópicos la unidad del mesenterio. Pero no ha sido hasta cuatro años después que han conseguido por fin suficiente evidencia, que plasmaron en un artículo publicado en The Lancet, para que se le asigne la clasificación de órgano independiente.

¿Sirve de algo clasificar al mesenterio como un nuevo órgano?

Pues sí, sí tiene su utilidad. Sobre todo porque puede introducir mejoras en nuestra salud.

Nuestros cuerpos siguen siendo los mismos, obviamente, pero la reclasificación abre un nuevo campo de investigación a la medicina que, según explica Coffey, «permite categorizar las enfermedades abdominales en función de este órgano».

Coffey se extiende sobre este particular: «Ahora hemos establecido la anatomía y la estructura. El siguiente paso es la función. Si entiendes la función, se puede identificar la función anormal, y luego identificas la enfermedad. Si reunes todo esto, tienes el campo de la ciencia mesentérica… la base para una nueva área de la ciencia. Esto es relevante de manera universal y nos afecta a todos».

Aunque técnicamente el artículo que ha provocado la aprobación del mesenterio como órgano apareció en noviembre del año pasado, la noticia se ha divulgado a lo largo de la primera semana de 2017. Así que podemos dejar tecnicismos aparte y considerar que realmente hemos comenzado el año estrenando algo, hayamos querido o no. Y lo principal, que es una buena noticia que redundará en beneficio de toda la humanidad.