Los trajes espaciales han ido cambiando con el tiempo. No hace mucho, hablamos del nuevo diseño presentado por Boeing, que los hacía más estilizados y elegantes. Pero independientemente de su aspecto, siguen cumpliendo la misma función de siempre: impedir que muramos en el vacío del espacio.

Y es que salir al espacio sin uno de estos trajes significaría una muerte segura. No, no es lo mismo que sumergirse en el mar: no se reduce todo a una simple falta de oxígeno.

En el momento que saliésemos al vacío sin el traje, lo primero que ocurriría es que este sacaría el aire de nuestro cuerpo. Si habíamos tenido la mala idea de contener la respiración, al hacerlo nuestros pulmones se romperían.

El oxígeno del resto de nuestro cuerpo también se expandiría, inflándonos hasta que alcanzásemos el doble de nuestro tamaño normal. Pero no, no explotaríamos como se ha visto en las películas de ciencia ficción: nuestra piel es lo suficientemente elástica como para mantenernos de una sola pieza durante este proceso.

Cualquier fluido de nuestro cuerpo que estuviese expuesto empezaría a vaporizarse: por ejemplo, tanto la superficie de nuestra lengua como nuestro ojos hervirían. Además, como no habría aire en nuestros pulmones, la sangre dejaría de enviar oxígeno al cerebro.

Todo esto haría que nos desmayásemos 15 segundos después de estar en el vacío. Un poco después, 90 segundos en total desde que abandonásemos nuestra querida nave sin protección, moriríamos por asfixia.

¿Y qué le pasaría a nuestro cuerpo? Pues varias cosas. Si nadie lo recoge, se terminaría congelando. El tiempo que tardaría en hacerlo dependería de donde nos encontrásemos en el espacio, pero en general tomaría un periodo de entre 12 y 26 horas. Aunque si estamos cerca de una estrella, nuestros restos se quemarán hasta que queden crujientes como el pollo que nos gusta ir a comer cuando salimos.

Mientras tanto, las bacterias intestinales empezarían a comerse nuestro cuerpo desde dentro hacia afuera, pero dado que esto no duraría mucho tiempo, el proceso de decomposición de nuestro cadáver sería muy, pero que muy lento. De hecho, podríamos quedarnos flotando en el espacio sin cambios durante millones de años.

Y así sería nuestro fin: muertos en minuto y medio, dejando nuestros despojos vagando en el vacío esperando que sean descubiertos por futuras generaciones para nos den un entierro decente. O vete a saber, quizá por una raza extraterrestre que termine por animarse a invadirnos.

Por lo tanto, ya sabes: sea bonito y feo, no importa. Lo importante es que nunca salgas al espacio sin tu correspondiente traje espacial.