Normalmente, el término «robot» nos lleva invariablemente a pensar en dos clases de robots: los de forma humanoide que nos han mostrado las películas o los industriales, con sus grandes brazos mecánicos. Sin embargo, en realidad existen robots con muchas formas. Algunas tan peculiares como la que tiene un robot desarrollado en la universidad de Stanford, que se asemeja a una culebra.
Construido con un material flexible, este robot puede deslizarse a través de espacios estrechos. Esta capacidad resulta muy útil cuando es combinada con la otra característica con que cuenta: es capaz de «inflarse».
Utilizando aire a presión, el robot puede desplegarse desde su interior, consiguiendo que su operador pueda manipular su forma para conseguir desplazarse alrededor de pequeños obstáculos. De esta forma, se puede llegar hasta lugares donde una persona no podría llegar.
Otra de las características del robot es que es posible «enviar» materiales a través de él. Gracias a ello, su potencial es enorme en escenarios de búsqueda y rescate. Como dijo la profesora Allison Okamura, permite hacer llegar sensores o, mejor, agua a una víctima de un desastre.
Pero las bondades de este robot no terminan ahí, pues al aumentar de tamaño, puede llegar a levantar hasta 100 kg, lo cual aumenta aún más su aplicación en situación en que, por ejemplo, una persona se encuentre atrapada entre escombros.
Por el momento, el robot se encuentra tan solo desarrollado como un prototipo. Los ingenieros de Stanford continúan trabajando en él y esperan fabricarlo en diferentes tamaños para comprobar su desempeño.
Las aplicaciones de un desarrollo de este tipo son innumerables. Una herramienta así resultaría de mucha utilidad para cuerpos como los bomberos o defensa civil. Esperemos que en Stanford continúen haciendo progresos en esta curiosa «culebrita» y que pronto la podamos encontrar en el mercado, disponible para su uso por parte de equipos de rescate.
