Casa destruida

El 2018 comenzó en Ecuador con el área de la capital sintiendo un pequeño temblor. Y, curiosamente, esto podría interpretarse como una muestra de lo que quizá pueda esperarse durante este año a lo largo de todo el mundo.

Antes de continuar, recordar algo muy importante: los terremotos no se pueden predecir. No importa lo que digan esas alarmantes cadenas de WhatsApp que circulan cada cierto tiempo: no hay manera de saber cuando la tierra va a temblar ni con cuanta intensidad. Ten esto siempre presente mientras continúas leyendo y, por supuesto, cuando recibas esas cadenas.

En lo que llevamos de año, dos grandes terremotos han sacudido el planeta. El primero, uno de magnitud 6,0 en la escala de Richter que se produjo a menos de 40 kilómetros de la costas de Binuangeun, Indonesia, lugar que se encuentra en el área propensa a frecuentes terremotos y erupciones volcánicas conocida como el «Cinturón de fuego del Pacífico». Tres horas después, otro movimiento mucho más grande, de magnitud 7,9, sacudió el fondo marino en el golfo de Alaska a unos 280 kilómetros de la costa.

Pero la cosa no terminó ahí. En los días posteriores se registraron 3 terremotos más por encima de la magnitud de 7,0. O sea, que llevamos ya por lo menos 4 solo en enero. Por compararlo, en 2017 solo se registraron 7 movimientos sísmicos de tal magnitud en todo el año. De seguir así, no se tardará en superar esa marca.

Ahora bien, ¿hay alguna explicación para esto? Podría decirse que sí, pues algunos científicos tienen sus propias teorías. Y la que más resalta es que es probable (aquí siempre nos movemos en un terreno incierto, nunca mejor dicho) que sea debido al fenómeno de ralentización de la Tierra.

Una Tierra más lenta podría ser la causa de más terremotos

Nuestro querido planeta está rotando un poco más despacio de lo habitual desde 2011. No se trata de una reducción muy grande, pues de tan solo unas pocas milésimas de segundo, pero lo está haciendo. Esto tampoco es que sea algo inusual: nuestro ciclo de rotación cambia constantemente, influenciado por las corrientes oceánicas, los cambios atmosféricos y el manto y el núcleo fundido que hay bajo la corteza terrestre. Las tormentas, la acumulación de nieve y los patrones oceánicos también pueden tener un cierto efecto.

Ahora bien, esta desaceleración podría llevar a que en este año se produzcan más del doble de terremotos de magnitud 7,0 que el año pasado, según explican los geólogos Roger Bilham y Rebecca Bendick. Y además, esta sería una tónica que se mantendría durante los próximos 4 años, desde 2018 a 2021.

Según explico a Business Insider Bilham, que está entregado al estudio de terremotos en la Universidad de Colorado, cuando la rotación de la Tierra se ralentiza durante años, el área situada en su mitad se contrae. Esto ocasiona que el ecuador (y ahora no hablamos de nuestro país) se «encoja», pero las placas tectónicas no se ajustan en consecuencia y se tocan entre ellas.

Sentir los efectos de esto toma su tiempo, pero después de haber pasado 5 años sin muchos terremotos de alta intensidad, es posible que nos estemos acercando al momento en que empecemos a notarlo en todo el mundo. Curiosamente, este fenómeno retardado no está provocando ningún terremoto que no estuviese desarrollándose ya. Lo que hace la rotación más lenta es que agrega más presión a algunos de estos temblores inminentes, haciendo que se produzcan con más rapidez, en especial en las zonas propensas a terremotos.

Siempre hay que estar preparados

Según explicó Rebecca Bendick, que junto con Bilham escribió el año pasado un trabajo (aún en revisión) advirtiendo de esta tendencia, los registros de terremotos de los últimos 117 años sugieren que el movimientos de placas es sensible al tipo especial de desaceleración rotacional de 10 años que parece que estamos experimentando ahora.

Bendick y Bilham sospechas que los efectos de este fenómeno podrían sentirse más en lugares cercanos al ecuador, como Indonesia, lugar del terremoto mencionado al principio. Al menos, cuatro placas tectónicas diferentes se encuentran allí y dicho terremoto ocurrió a menos de 800 kilómetros de la línea ecuatorial. Ahora bien, también cabe señalar que esto difiere un poco con el caso de Alaska, que es el lugar donde se registran el 75% de todos los terremotos superiores a una magnitud de 5,0.

Estamos seguros de que, a estas alturas, la pregunta que surge en tu cabeza es: ¿significa todo esto que vamos a tener otro gran terremoto en Ecuador? Y la respuesta es la de siempre: no se sabe con certeza. Las posibilidades existen, pero como han existido siempre.

Entonces, ¿qué hacer ante esta información? También lo que se ha hecho siempre: seguir las medidas de prevención necesarias para disminuir los daños causados por un sismo y contar con nuestra mochila de emergencia preparada y guardada en un lugar accesible.