El Sistema de Nombres de Dominio, más conocido por sus siglas en inglés DNS, es uno de los pilares de la World Wide Web. Ya sabes, es el sistema que permite escribir «tekzup.com» en lugar de una serie de números (la dirección IP) para abrir este sitio. Durante casi 20 años, este sistema había estado bajo el control de Estados Unidos. Pero a partir del próximo octubre, esto cambiará.

Desde el 1 de octubre, la ICANN (por las siglas en inglés de Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números) será la entidad encargada de gestionar el DNS. La ICANN es una organización sin ánimo de lucro que tiene su sede en California y aunque ya desde antes se encargaba de lo relacionado con los nombres de dominio, era el gobierno de Estados Unidos quien tenía la última palabra y, por lo tanto, la capacidad de revertir cualquier decisión que se tomase. A efectos prácticos, los usuarios no vamos a notar absolutamente nada.

Esta decisión de «traspaso de poder» no ha sentado muy bien a algunos políticos de Estados Unidos, que ven esta medida como una forma de permitir a países como China y Rusia interferir en un sistema que, hasta ahora, había estado bajo el ala protectora de EE. UU. De hecho, en una carta firmada por varios senadores republicanos, entre los que estaba el ex candidato presidencial Ted Cruz, se decía que este cambio «aumentará significativamente el poder de los gobiernos extranjeros a través de Internet».

Ahora bien, ¿es esto posible? ¿Están justificadas las objeciones de dichos políticos? Pues todo depende de la confianza que se deposite en la ICANN como institución independiente y en su permeabilidad a las presiones. Mientras Estados Unidos estuvo «al mando», lo cierto es que este país apenas hizo uso de su poder. El caso más famoso en el que el gobierno intentó intervenir fue cuando desde la ICANN quisieron lanzar el dominio .xxx para sitios pornográficos. EE. UU. se resistía a la idea y quisieron que desistiesen de ella, pero al final el dominio se lanzó a pesar de las presiones, lo cual es un precedente acerca de la actitud que ha presidido la organización en estos años.

Para los Estados Unidos, esto es sobre todo un acto de diplomacia internacional, pues la renuncia al control del DNS ha sido voluntaria: no había nada que les obligase a hacerlo. Sin embargo, es cierto que desde hace un tiempo China y Rusia, entre otros países, estaban presionando a la ONU pidiendo que el DNS pasase a control de la ITU (por las siglas en inglés de Unión Internacional de Telecomunicación). Movido quizá por la desconfianza pero en un astuto movimiento diplomático, renuncia a su poder, tal y como pedían otros países, pero al mismo tiempo lo traspasa a una entidad a la que considera con mayor capacidad para ejecutar la tarea.

Según el profesor de la Universidad de Surrey, Alan Woodward, se trata de un gran cambio: «Esto marca una transición de una Internet controlada en la práctica por una nación a una Internet gobernada por múltiples partes interesadas: una solución global adecuada para lo que se ha convertido en un activo global». También aclaró que esto no tienen que ver con la aplicación de las leyes de cada país en la red, sino que es «acerca de quién controla oficialmente los cimientos de las direcciones de web y los nombres de dominio, sin los cuales la red no funcionaría».