El próximo gran salto tecnológico se espera que se produzca con el advenimiento de la computación cuántica. Todavía queda mucho, pero mucho camino por recorrer hasta que las computadoras cuánticas sean algo del día a día, y lo primero que harán será desplazar a las actuales supercomputadoras debido a su alta velocidad de procesamiento de datos. Pero esto también tiene su lado malo.

Esa gigantesca velocidad de procesamiento de las computadoras cuánticas tiene un grave efecto sobre la seguridad, pues conseguirá volver obsoleto cualquier sistema de cifrado, incluso al más seguro. ¿Por qué? Simple: romper su código será una cuestión de minutos, en lugar de meses o años.

Para entenderlo mejor, vamos con una explicación rápida sobre las computadoras cuánticas: bajo el paradigma actual de computación, cualquier equipo (incluso los más poderosas) interpretan los datos en cuestión de unos y ceros. Todo lo que hay dentro de una computadora actual, sea un teléfono inteligente o sea una supercomputadora, es una serie de 1 y 0. Pero las computadoras cuánticas pueden almacenar la información en múltiples estados: como un uno, un cero, ambos al tiempo o algo entre medias. De esta forma, un sistema cuántico puede hacer tareas al mismo tiempo de una manera que un equipo binario no puede hacer hoy en día. Digamos, por ejemplo, que una computadora normal busca un nombre en una base de datos catalogada por números: lo que hará será revisar un número tras otro. Sin embargo, una computadora cuántica podrá revisar todos al mismo tiempo.

 

Actualizando el cifrado antes de que se vuelva obsoleto

Ante la irrupción de una nueva tecnología, existe un campo donde aquellos con suficiente visión pueden medrar: la previsión y solución de los problemas que pueden aparecer. Y eso es lo que ha hecho Gregoire Ribordy, un ex profesor de física de la Universidad de Ginebra, desarrollando un sistema para solucionar el problema de la obsolescencia del cifrado actual.

Este desarrollo lo ha estado haciendo durante los últimos 15 años y ha culminado en algo llamado «distribución de clave cuántica» (quantum key distribution). Según asegura Ribordy, se trata de equipos con un sistema capaz de cifrar los datos de forma tan segura que no puedan ser descifrados ni siquiera por una computadora cuántica.

ID Quantique SA, la empresa de Ribordy, estuvo vendiendo durante una década más o menos su sistema a académicos para que investiguen la tecnología. Sin embargo, desde diciembre del año paso y tras un acuerdo con China Quantum Technologies, su equipamiento empezó a usarse en bancos chinos, agencias del gobierno de este país y gigantes propiedad del estado como China Railway Corp.

Más allá de lo que haya de cierto en las afirmaciones hechas desde China acerca de que han conseguido desarrollar computadoras cuánticas más poderosas que las hechas en Estados Unidos, lo cierto es que el país asiático está realizando una inversión considerable en esta materia y, por lo tanto, la asociación con ID Quantique encaja perfectamente en este panorama.

Ribordy explicó que ha vendido menos de 100 servidores a clientes estadounidenses, pero que la actividad creciente en China dentro de esta categoría informática posiblemente empiece a despertar el interés también en otras zonas del mundo: «Todo país debe mejorar su defensa contra ataques. China lo está haciendo y otros países deberían hacerlo también».

Por ahora, el sistema es caro. Pero hay predicciones que indican que el costo empezará a descender: muchos investigadores dicen que es casi inevitable que la computación cuántica impulse las ventas de tecnologías de cifrado más seguras. Al fin y al cabo, cuantas más computadoras de este nivel de capacidad haya, más necesidad habrá de lidiar con ataques que lleguen desde máquinas similares.