Con el incremento de la penetración de la internet móvil junto con el auge del número de dispositivos capaces de conectarse para intercambiar datos, ya desde hace un tiempo se hizo patente la necesidad de contar con una conexión a la red de redes más rápida y potente. Es por ello que, actualmente, las empresas de telecomunicaciones están trabajando arduamente en el desarrollo de lo que se conoce como el 5G, un término del que oirás hablar mucho en los próximos años. De hecho, es posible que ya te suene bastante familiar. Pero, si no sabes a qué se refiere, continúa leyendo ya que a continuación te vamos a explicar en qué consiste.
¿Qué significa 5G y de dónde viene?
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5G suena a un acrónimo misterioso, ¿verdad? Algo que parece sacado de un manual técnico con significado obtuso y enredado al alcance solo de los especialistas. Eso puede parecer, sí, pero en realidad no es para tanto, pues lo que significa la «G» de «5G» es tan solo «Generación». Por lo tanto, al decir «5G» estamos hablando de la quinta generación de telefonía móvil.
Hasta el momento, han existido cuatro generaciones. La diferencia que hay entre ellas son las tecnologías que se han usado. Como su propio nombre indica, la 1G fue la primera. Hizo su primera aparición allá por los años 80 y las señales de radio empleadas eran analógicas, algo que cambió con el advenimiento de la 2G, cuyas señales ya eran digitales. A la 2G se la recuerda como la generación que introdujo los SMS (las siglas de Short Message Service), un sistema de comunicación que se hizo muy popular rápidamente.
La 3G fue la generación que cambió todo, pues permitía (y permite) la transmisión tanto de voz como de datos, introduciendo así la posibilidad de conectarnos a Internet desde nuestros teléfonos. Le siguió la 4G, que lo que hizo es sobre todo introducir la posibilidad de alcanzar velocidades de transmisión mucho más altas que en la anterior. A la 4G se le añadió lo que se conoce como LTE (Long Term Evolution), un estándar de comunicaciones inalámbricas, creando así la modalidad 4G LTE que es actualmente la que se utiliza prácticamente en todas partes del mundo.
En Ecuador, tenemos acceso a la 4G LTE más o menos desde mediados del año 2014 ofrecida por la CNT y desde un año después, en 2015, ofrecida por las operadoras Movistar y Claro.
¿Cómo funciona la tecnología 5G?
Explicar detalladamente el funcionamiento de esta tecnología sería algo complicado, así que vamos a abordarlo de una manera muy, pero que muy simplificada.
Tal y como explican en Gizmodo en español, un celular viene a ser algo así como una radio «de doble sentido». Al llamar a alguien y hablar o al enviar datos, el teléfono convierte tanto la voz como los datos (una foto, un correo, lo que sea) en una señal que es transmitida por ondas hasta la antena que está más cerca. La señal rebota desde allí hasta otra, y otra, y otra hasta que llega al receptor.
Cada tecnología de transmisión inalámbrica tiene asignada una frecuencia. Al llegar una nueva, se le asigna una frecuencia superior, tanto porque suelen ser las que están libres como porque esas frecuencias permiten que la información vaya a mayor velocidad. Ahora bien, las señales que van por frecuencias más altas no llegan tan lejos como las de las más bajas, lo cual hace necesario que se instalen nuevas antenas para ampliar la cobertura.
Por lo tanto, estamos ante una tecnología que, al transmitir la información por frecuencias altas, consigue que la velocidad sea mayor, pero que requiere de una infraestructura adicional que permita un alcance más amplio.
¿Por qué una 5G?
La tecnología nunca deja de evolucionar y en el caso de las telecomunicaciones es un imperativo que esto sea así debido a los cambios en los usos de los consumidores y en los nuevos dispositivos que van apareciendo.
En el caso específico de la telefonía móvil, pasamos de enviarnos SMS a publicar en Twitter o acceder a páginas web rudimentarias cuando evolucionamos de la 2G a la 3G. El incremento de velocidad de la 4G LTE ha hecho que compartamos imágenes y vídeos en alta resolución. Ahora vemos películas desde el celular y nos enviamos mensajes que pueden ir acompañados de fotos de gran tamaño o de archivos de audio. Para poder cubrir tanto nuestras necesidades como nuestras expectativas, se hace necesario dar un paso tecnológico hacia delante.
Pero no se trata solo de mejorar la situación en la que nos encontramos ahora, sino de abrir el camino hacia un futuro que está lleno de nuevos dispositivos que exigen conectividad, como la amplia gama de wearables hacia la que se dirige el mercado, electrodomésticos inteligentes e incluso autos, cuyas propuestas más actuales introducen el factor conexión como algo determinante. La tecnología 5G es, en suma, el camino que facilitará la llegada y expansión de lo que se denomina la Internet of Things: la comunicación entre máquinas.
¿Qué nos traerá la 5G?
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En una sola palabra: velocidad. Mucha más velocidad de la que disponemos ahora. En algunos sitios se habla de que las redes 5G serán hasta 10 veces más rápidas que lo que ofrece la tecnología 4G LTE. En pruebas realizadas por diferentes empresas y universidades se han alcanzado velocidades que podríamos denominar como «de vértigo»: Ericcsson alcanzó 5 Gbps hace unos dos años, Samsung ha llegado a los 7,5 Gbps y en la Universidad de Surrey rompieron todos los records al alcanzar 1 Tbps; sin embargo, esto último hay que matizarlo: se trataron de pruebas realizadas en un entorno controlado bajo unas condiciones específicas y en una distancia de 100 metros. Pero, a pesar de ello, se tratan de pruebas que demuestran el potencial que puede alcanzar esta tecnología en algún momento.
Pero aparte de la velocidad, la 5G también nos traería una importante reducción de la latencia, que podría llegar a bajarla hasta incluso milisegundos, lo cual contribuiría a que los tiempos de carga fueran menores de los que son ahora y a mejorar la experiencia en cosas como los juegos online o las videoconferencias, facilitando con ello la fluidez en las comunicaciones, algo muy importante en ambos campos.
Además, las capacidades de las redes 5G serán mucho mayores, permitiendo abastecer de manera eficiente la demanda creciente de conectividad, llegando a alcanzar una densidad de hasta 100 dispositivos por metro cuadrado. Y a todo esto se le une «la fiabilidad que actualmente tenemos con las conexiones de fibra óptica», según declaró Sara Mazur, directora de Investigación de Ericsson.
¿Qué necesitará el usuario?
Como es lógico, los equipos actuales aún no están preparados para la tecnología 5G, principalmente porque el estándar no se ha definido todavía.
Será a partir de cuando el estándar se defina cuando empezará el proceso de fabricación de nuevos dispositivos preparados para el mismo, además del software necesario para sacarle partido a la tecnología. Todavía tenemos cuatro años por delante para que se empiecen a desplegar las primeras redes 5G y seguro que en este tiempo más de uno cambiará, por ejemplo, su teléfono por uno más actual, pero por el momento no hay nada especial a lo que debamos prestarle atención.
Será solo en torno a 2019-2020 cuando deberemos preocuparnos de fijarnos en las especificaciones técnicas para asegurarnos de que nuestra compra podrá conectarse a las nuevas redes, y eso hablando solo de los early adopters más recalcitrantes. Lo más posible es que, siendo generosos, sea a partir de 2021 cuando debamos tener más cuidado en verificar si el dispositivo que adquiramos soporta 5G.
¿Cuándo llegará?
En principio, todo apunta a que esta tecnología estará disponible a partir de 2020, o al menos eso es lo que dicen muchos expertos.
Se ha establecido que la realización de pruebas e investigaciones se realicen hasta este año. De aquí hasta el mediados del 2018 será el momento de definir el estándar. El 2019 será el año del desarrollo de dispositivos apegados a dicho estándar y de los elementos para desplegar la red (como antenas, por ejemplo) para así comenzar con el despliegue en sí mismo durante 2020.
En la actualidad, algunas empresas han desplegado redes 5G en algunas localizaciones solo para la realización de pruebas. Quizá la más ambiciosa es la que planea desarrollar Huawei en 2018, a tiempo para el mundial de fútbol que se celebrará ese año en Rusia. Para implantarla, la compañía china firmó un acuerdo con la operadora móvil rusa Megafon, el cual incluye, entre otras cosas, la cooperación de ambas empresas de cara a la estandarización del 5G y encargarse de la cobertura de prueba durante el mundial.
Debemos prepararnos para el impacto
Según el comisario europeo para la Sociedad y la Economía Digital, Günther H. Oettingger, «hacer que el 5G sea una realidad en Europa para 2020 será esencial para el éxito de sectores industriales clave como el automotriz, la salud y la industria digital».
Esta declaración refleja la importancia de la tecnología 5G y de la transformación que se espera que ejerza en la sociedad. Algunos incluso hablan de que propiciará una cuarta revolución industrial.
Aunque no sea un cambio que se dé de la noche a la mañana, es importante que a nivel regional tanto empresas como gobiernos estén ya dando los primeros pasos para subirse a un tren que, cuando arranque, será imposible de parar. La implementación del 5G llegará a representar una importante diferencia en la capacidad competitiva de un país frente a sus homólogos, por lo que se hace de especial trascendencia el desarrollo de políticas e incentivos de cara a mantener el ritmo en la que sin duda será una carrera frenética a partir del momento en el que se alce el banderín de salida allá por 2020.
Por el momento, de todo lo que se habla es de las posibilidades que brindará esta tecnología, pero dado que aún se encuentra en desarrollo, existe margen para que los gobiernos y empresas locales se pongan manos a la obra. Esperemos que sean capaces de reaccionar a tiempo y que la población pueda acceder a esta tecnología cuando ya se encuentre disponible.