Desde luego, si con algo cuenta Nintendo es con un amplio acervo de personajes muy queridos por varias generaciones de jugadores. Algunos, incluso han saltado de la cultura gamer y se han incorporado a la cultura popular, como Mario. Y entre los seguidores de la empresa nipona, Link también es una figura muy destacada, contando con muchos fieles a su saga «The Legend of Zelda»; y más aún tras la última entrega, «Breath of the Wild».

De entre todos estos personajes, recientemente se cumplieron los 25 años del debut japonés de uno de los más icónicos: Kirby. Esta adorable bolita rosada con patas, además de ser reconocible por cualquier aficionado a los videojuegos, también tiene un origen bastante curioso que vale la pena contar.

Pongamos esto de momento…

Kirny es hijo de la mente de Masahiro Sakurai. Este estaba trabajando en HAL Laboratory, una empresa dedicada a desarrollar juegos para Nintendo, cuando le encargaron que crease un juego para todos los públicos. Teniendo esto en mente, al comenzar a definir las habilidades del protagonista, Sakurai decidió incorporar la capacidad de vuelo para permitir a los jugadores superar los obstáculos con relativa facilidad, olvidándose así de conceptos como la física, que en juegos como Super Mario Bros. frustraba el avance durante cada partida.

Para compensar esta sencillez inicial, Sakurai le añadió a su personaje la capacidad de absorber y poder usar los poderes de sus enemigos como una forma de animar a los jugadores a lidiar con las dificultades de cada nivel en lugar de simplemente pasar por encima de ellas. Con ambos principios, ya estaba completa la fórmula que terminaría generando Kirby’s Dream Land.

Ahora bien, estaban las habilidades del personaje pero faltaba el protagonista en sí mismo. ¿Qué iba a ser? ¿Cuál sería su aspecto? ¿Qué color o colores tendría? ¿Qué forma? O sea, que había que definir lo que sería la identidad del personaje. Pero, en lugar de esperar a tenerlo, Sakurai se puso a desarrollar el juego y avanzó mucho con él usando tan solo un relleno de trabajo, por decirlo así. O como le dicen en inglés, un «place holder»: un elemento con el que poder trabajar y al que se le dará forma después.

Pero ese relleno, una burbuja con la forma de lo que luego sería Kirby le gustó tanto a todo el mundo que al final decidieron que el protagonista sería así, sin hacer mayores cambios. O al menos eso es lo que contó el mismo Sakurai en una entrevista.

Curiosamente, incluso después de que el juego hubiese sido lanzado al mercado, todavía no se sabía a ciencia cierta cuál era el color del personaje. Recordemos que hablamos de un juego para la primera Game Boy, y esta solo tenía cuatro tonos de gris. En la caja del juego en Estados Unidos, Kirby era blanco, pero el creador de Mario, Shigeru Miyamoto, que era uno de los productores del juego, se lo imaginaba amarillo. Pero Sakurai siempre se lo había imaginado rosa, así que al final este color se impuso, aunque seguramente no habría sido así si el resto del equipo de desarrollo se hubiese opuesto.

 

«¿Y cómo lo llamamos?» «Espera, ¿te acuerdas de…?»

Pero un momento, que esto no termina aquí, porque es que Kirby ni siquiera se llamaba así al inicio. El juego que protagonizaba se titulaba en sus inicios «Twinkle Popo» y Kirby se llamaba Popopo. Pero en Nintendo decidieron cambiarle el nombre porque querían algo que resultase más atractivo para la audiencia occidental.

Se barajaron muchos nombres, y entre ellos estuvo el de «Gasper», haciendo alusión al conocido fantasma al que Kirby se parece un poco. Pero al final, el nombre por el que conocemos a la bolita rosada vino por otra parte; también por una referencia, pero en este caso interna: un abogado.

A inicios de los 80, Nintendo fue demandada por Universal, la compañía cinematográfica, alegando que Donkey Kong cometía una infracción de copyright porque tomaba como base King Kong. Por aquel entonces, Nintendo no era el gigante que es hoy. Grande era, pero no tanto como ahora. Tras muchas apelaciones y millones de dólares de por medio, al final los japoneses ganaron el caso. El abogado que se encargó de representarlos fue uno llamado Josh Kirby.

Esto demuestra lo agradecidos que estuvieron en la compañía con él. Porque es que no fue solo que bautizasen con su apellido al personaje del juego una década después de aquel pleito, sino que ya antes le habían regalado un velero con el nombre del personaje que estuvo defendiendo durante tanto tiempo en la corte.

Desde luego, una historia muy curiosa la del origen de este personaje que ha terminado siendo uno que ha llegado a ser el titular de una saga con 26 títulos en su haber y ventas de más de 34 millones de unidades. Y es que a veces, las ideas más simples son las más efectivas.