20% menos de visitas a contenido relacionado al terrorismo desde que Snowden alertó vigilancia

Antes de entrar en materia, fijémonos un momento en el titular de este artículo. En principio, se diría que es positivo, ¿verdad? Al leer «contenido relacionado al terrorismo» pensamos en cosas como tutoriales para fabricar bombas, manifiestos y panfletos que defienden y justifican su uso y cosas similares. Por lo tanto, se podría decir que es una buena noticia. Pues bien, no lo es. Y no lo es porque no se refiere a lo que creemos.

Resulta que un estudio realizado por Jon Penney, de la universidad de Oxford, afirma que, a raíz de las revelaciones que hizo Edward Snowden en 2013 acerca del espionaje que realizan las autoridades de las actividades de los ciudadanos de Estados Unidos en Internet, las páginas de Wikipedia relacionadas con terrorismo (incluidas aquellas que incluyen términos como al Qaeda, coche bomba o Taliban) han sufrido un descenso de un 20% en el número de visitas que reciben desde EE.UU. Este número es bastante significativo si consideramos que un 87% de los estadounidenses están al tanto de lo que dio a conocer Snowden (el programa PRISM, entre otras cosas).

¿Y por qué no es una buena noticia? Simplemente porque Wikipedia no es un sitio donde se adquiera información para convertirse en terrorista, sino tan solo para ampliar el conocimiento acerca del tema. Por lo tanto, este descenso de visitas apunta a que la gente tiene miedo de buscar información sobre estos asuntos no sea que terminen siendo considerados sospechosos. Y, como señala Penney en su estudio, que las personas se asusten o se sientan disuadidas de aprender sobre asuntos importantes relacionados con la política, como el terrorismo y la seguridad nacional, resulta una verdadera amenaza de cara a mantener un debate democrático en los términos adecuados.

Este no es el primer estudio que afirma que la vigilancia en masa (o la idea de que esta se este produciendo) afecta a la libre expresión y al libre pensamiento. Según explican en el Washington Post, otros estudios han demostrado lo mismo. Uno de 2015 examinó datos de búsqueda de Google y demostró que «los usuarios eran menos propensos a buscar utilizando términos de búsqueda que creían que podrían causarles problemas con el gobierno de los EE.UU».

El panóptico virtual

El efecto que tiene en nosotros el sentirnos vigilados ha sido ampliamente documentado desde hace tiempo. Es en este efecto es en el que se basó el filósofo utilitarista Jeremy Bentham para desarrollar su concepto del panóptico a finales del siglo XVIII. Recordemos que el panóptico era un modelo de cárcel pensado para, como explican en la misma Wikipedia, «inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantizaría el funcionamiento automático del poder, sin que ese poder se esté ejerciendo de manera efectiva en cada momento, puesto que el prisionero no puede saber cuándo se le vigila y cuándo no».

¿Vivimos entonces en la actualidad en un panóptico virtual? Según el autor del artículo de The Intercep, se podría decir que sí. Él mismo cuenta su experiencia de primera mano con la sensación de vigilancia permanente que es experimentada por muchos usuarios de Internet. Hace un tiempo, escribió un reportaje describiendo el trabajo que realiza Wikileaks. En él, recomendaba a los lectores que los apoyasen ya fuese haciéndose voluntarios o por medio de donaciones. La reacción de estos, al menos de los estadounidenses, es que le hicieron llegar por medio de todo tipo de canales (por correo, en la sección de comentarios e incluso en persona, cuando se lo encontraban en eventos) su temor por las consecuencias que podría tener para ellos apoyar de alguna manera a Wikileaks.

Lo que temían estos lectores era terminar en alguna lista del gobierno o incluso ser acusados de algún crimen en el caso de que Wikileaks terminase siendo clasificado como una amenaza de la seguridad nacional. En palabras del propio autor: «Se trataba de estadounidenses que voluntariamente renunciaban a las libertades civiles fundamentales —el derecho a apoyar el periodismo en el que creían y organizarse políticamente— por temor a que sus donaciones y su trabajo fueran monitoreados y vigilados. Las revelaciones posteriores mostrando persecución y vigilancia contra WikiLeaks y sus partidarios, incluyendo un esfuerzo para procesarlos por su periodismo, demostraron que estos temores eran bastante racionales».

No hay una solución sencilla

Si bien debemos admitir que, dada en la sociedad en que vivimos, que exista vigilancia por parte del estado es un mal necesario, por otra parte también es verdad que hay tomarse en serio sus efectos perniciosos.

Internet en general y las redes sociales en particular han permitido que cualquier ciudadano en cualquier parte del mundo pueda ejercer su derecho a opinar de manera pública y libre (al menos en los países que lo permitan), teniendo el potencial de llegar a mucha gente más allá de su círculo personal. Esto, aunque en muchas ocasiones llena de ruido el debate, también lo fomenta y lo fortalece.

Si los usuarios, presionados por la sensación de que están siendo vigilados, limitan su libertad de expresión por miedo a las consecuencias, todos salimos perdiendo como sociedad porque el debate queda cercenado antes de empezar. Todo se limita a comentarios cuidadosos, que no cuestionan al poder o a sus prácticas debido a la incertidumbre frente a las consecuencias de sus palabras.

¿Qué solución hay a esto? Sin duda, ninguna que sea sencilla. Sin embargo, se puede comenzar precisamente por dar a conocer este efecto provocado por la vigilancia, analizar si nos afecta a nosotros mismos y, precisamente, debatir entre todos la manera de evitar que este fenómeno se propague más.